La posibilidad de instrumentar el juicio por jurados estaba adelantada en la misma Constitución Nacional de 1853; pero tardó casi 150 años en instrumentarse en la realidad. Recién después del 2000 las provincias fueron avanzando en las reformas necesarias para instrumentar los procedimientos orales e implementar los jurados. En cada jurisdicción el funcionamiento es similar, pero tiene sus diferencias.

En estos días se dieron en simultánea dos juicios que tuvieron repercusión pública: el que se siguió contra Gregorio Colicheo, por el homicidio de Claudia Casmuz en los tribunales de Roca; y el que está terminando en Neuquén contra Juan Carlos Monsalve y sus cuatro cómplices por el femicidio de Agostina Gisfman.

La idea del juicio por jurados es que sean los “representantes del pueblo” los que definan si las pruebas que se presentan son suficientes para condenar a un acusado. Esos representantes son seleccionados por sorteo del padrón electoral, y luego deben pasar el filtro de los defensores, fiscales y querellantes. Se busca evitar que los prejuicios puedan desviar la visión a la hora de sopesar los distintos argumentos.

Leé también: Bastaron cuatro horas para que un jurado declare a Colicheo responsable de la muerte de Claudia Casmuz

En Río Negro y en Neuquén, los jurados se componen con 12 integrantes titulares y 4 suplentes. En la integración debe haber una mitad de hombres y otra mitad de mujeres. No pueden ser abogados, integrar el Poder Judicial ni estar ocupando cargos políticos.

Leé también: ¿El juicio por jurados es igual al que vemos en las películas y las series?

La diferencia se encuentra en la cantidad de votos requeridos para llegar a una condena. Según el Código de Procedimientos de Neuquén, con el acuerdo de ocho de los 12 miembros se puede alcanzar un veredicto de culpabilidad. En cambio, en Río Negro se debe llegar a la confirmación de 10 de los 12 integrantes. En caso contrario, se debe absolver a la persona porque se entiende que “quedan dudas” sobre la responsabilidad del imputado.