La empresa distribuidora de energía en la provincia denunció que en lo que va del año perdió más de 70 millones de pesos por el robo de transformadores medianos y pequeños en las zonas rurales y suburbanas, fundamentalmente en el Alto Valle. El gerente general de Edersa, Raúl Barhen, explicó que el alto valor del cobre los está volviendo un objetivo tentador para los grupos de delincuentes.

Esta problemática afecta a varias distribuidoras de todo el país, pero las investigaciones de las fuerzas de seguridad no han dado mayor resultado. Las fuentes del sector eléctrico han puntualizado que el alza del precio de este mineral -fundamentalmente a partir de la guerra de Europa -, más la dificultad de acceder al mercado de cambios, motorizó un mercado secundario muy importante: el cable recuperado o reciclado.

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Las dificultades pueden agudizarse porque los fabricantes de este tipo de equipos están teniendo problemas para cumplir con la gran cantidad de pedidos que reciben. “Nosotros todavía tenemos un stock pero ya le advertimos a la secretaría de Energía y al Ente Regulador sobre un posible escenario”, comentó Barhen.

La empresa elevó su preocupación también al jefe de policía provincial, Osvaldo Tellería; y a la ministra de Seguridad, Betiana Minor. “Se apunta a tratar de determinar cómo se hace la reducción y como se saca de la zona para llevarla a lugares como Buenos Aires. La policía esá trabajando en el tema, pero es difícil de resolver”, comentó.

Otra situación que se está repitiendo cada vez con más frecuencia es el robo de cables, además con mayor audacia y conocimiento técnico. Si antes los delincuentes se dedicaban a apoderarse de “los cables de acometida” (los que bajan hasta el pilar), o líneas de baja tensión, ahora se están animando a encarar cables de media tensión. Por los que circulan hasta 13,2 kv.

Durante el fin de semana anterior, por ejemplo, los delincuentes voltearon una línea y se apoderaron de 2.000 metros de cable de media tensión en la zona de Villa Regina. “Un perjuicio muy grande, varias veces millonario; amén de que todo ese sector quedó sin energía durante más de 10 horas”, precisó Barhen.

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Por tal razón, el responsable de la distribuidora apuntó a un cambio de estrategia para desalentar esos robos: los tramos que se reemplazan ya no son de cobre sino de aluminio. Se trata de un material “más difícil de trabajar, es más duro, pero al mismo tiempo tiene un menor valor de reventa”, comentó.

“Es cierto que no tiene la misma capacidad de transmisión que el cobre pero en la distribución anda bien. En las líneas de media y baja tensión da buenos resultados”, apuntó.