Luego de una temporada invernal bastante próxima a la “normalidad”, podemos respirar con cierta tranquilidad. Sumando las descargas pluviales y los aportes del deshielo, tendremos agua suficiente para pasar este verano con bastante holgura. Mientras tanto, una información especial para los pescadores, fotógrafos, paseantes y todo aquel que quiera disfrutar de caminar por la orilla de los ríos: los caudales van a ir cambiando durante la temporada.

El río Negro, a la altura de Paso Córdoba, empieza a ofrecer una postal más parecida a la que esperamos. Un curso de agua correntoso, que se recuesta sobre las riberas y ofrece un hermoso contraste contra la ribera de bardas y montes. Y no es que lleve un caudal como para asustar; nada que ver. Sus 360 m3/seg apenas si están en el límite del mínimo necesario para asegurar el riego en los sistemas del valle medio. Pero de todos modos, se encuentra bastante por encima del exangüe nivel que traía hasta septiembre.

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El dato para los pescadores y paseantes: hay que tener atención en los diversos tramos del río Limay. Entre la represa de El Chocón hasta Arroyito, apenas si eroga un flujo de 180 m3/seg. Desde Arroyito, se turbina un poco más: hasta 300 m3. Las dos centrales están ahora en una etapa de “recuperación” de niveles.

En cambio, entre Piedra del Aguila y el embalse de El Chocón la situación cambia. Allí se están turbinando 611 m3/seg. Ese volumen es transformado en energía eléctrica en Pichi Picún Leufú, desde donde pasan 649 m3.

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Este manejo de las aguas seguirá observándose hasta marzo, al menos, para aprovechar al máximo las reservas y aportar energía eléctrica al sistema nacional.

Por eso, el gran consejo para quienes busquen disfrutar de la naturaleza en las orillas del Limay: antes de hacerlo, consultar con la página de la AIC para tener el margen de seguridad necesario.