20/05/2022

¿Qué pasará con los ríos de la región por esta bajante extraordinaria?

¿Qué pasará con los ríos de la región por esta bajante extraordinaria?

El río Negro y sus dos afluentes, el Limay y el Neuquén, están transportando caudales mínimos históricos. Casi la mitad de lo que lo llevaban hace apenas 15 días y algunas consecuencias inmediatas se advierten en seguida: cambios en la línea de ribera, algún brazo medio seco, bancos de piedra y arena que se advierten desde la orilla, algún posible islote que empieza a formarse.

La pregunta surge de inmediato: ¿podrá el sistema adaptarse a la situación? ¿Estará garantizada la salud de ríos y lagos? ¿Qué ocurrirá con la flora y la fauna que crece a los márgenes? Para los especialistas no hay de qué alarmarse: históricamente, los ríos del Comahue tienen estos ciclos periódicos de crecidas y estiajes anuales. Lo que cambia el panorama es el prolongado ciclo de sequías: 14 años con precipitaciones menores a la media y que lleva al sistema al límite. La decisión de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas de extender la “emergencia hídrica” se corresponde con la necesidad de garantizar las reservas de agua en los embalses para después asegurar la provisión de agua en los meses de verano.

El secretario de Gestión Ambiental de la AIC, Héctor Labollita, explicó que los caudales que hoy pasan por los ríos aguas abajo de los embalses son los mismos a los que ingresan al sistema. “El panorama es similar antes de la entrada a Piedra del Águila. La suma del Limay y el Collón Cura dan unos 170 m3/segundo. Y en Cerros Colorados, en el Neuquén, ingresaban otros 30 m3. Son caudales mínimos y es lo que tendríamos en el Negro en forma natural”, precisó.

Esta etapa de estiaje se complica más por el efecto de la sequía pero “es una etapa del ciclo de los ríos” puntualizó. ¿Puede afectar la vida que rodea a los cursos de agua? Para Labollita, las distintas especies están adaptadas a esta modalidad de los ríos y no habrá grandes cambios. Incluso con las truchas, variedad exótica incorporada a la región a principios del siglo XX con un concepto del aprovechamiento de los recursos naturales muy diferente al actual. “Podríamos decir que después de 120 años los salmónidos se han naturalizado a la región, se han adaptado perfectamente a estos ciclos y continuarán haciéndolo porque tienen una gran capacidad de resiliencia”, explicó.

Otro de los temores es con respecto a una paulatina eutrofización de los cursos: al tener menos agua, sube la posibilidad de se instalen especies vegetales acuáticas que consuman el oxígeno del agua. Para el responsable de Gestión Ambiental, no es lo que está ocurriendo en la cuenca. Por un lado, lo que los técnicos están viendo en los distintos tramos es que el río “elige” sectores más profundos o mejor canalizados, cauces naturales históricos, que le dan una gran velocidad a pesar del poco caudal. Si hay más velocidad, y más recambio de agua, existen menos oportunidades de asentamiento de especies vegetales.

Este proceso sí puede darse en algunos brazos secundarios del río, que tendrán exiguos aportes. Pero los expertos advierten que en cuanto se recuperen los caudales naturales, se volverán a cubrir.

Labollita explicó que no hay posibilidades de que los ríos se conviertan en un espacio eutrófico, como ciertos lugares del lago Pelegrini, por ejemplo. “Es un lago poco profundo, con aguas cristalinas y poca renovación. Esto favorece ese proceso de asentamiento de especies vegetales. En los ríos hay una mayor circulación, más oxigenación y recambio; por eso no es posible que se repita esa situación”, precisó.

“La biota, conformada por los organismos vegetales y animales de la región, se adaptan a esta circunstancia natural. La bajante de los ríos es una situación natural en esta época. Pero además tenemos esta condición de sequía continuada que nos afecta. Por eso la Autoridad de Cuencas declaró la emergencia hídrica. Necesitamos resguardar agua para los meses que vienen”, apuntó.

Si bien los ríos mantendrán su condición biótica, aclaró que harán falta algunas obras para que se asegure que el agua llegue a las tomas y poder abastecer a las ciudades. Las plantas potabilizadoras se diseñan para determinados caudales y puede ocurrir que con esta bajante, el curso quede un poco más lejos y haya que canalizar el curso o construir una especie de dique para que llegue. Son las adaptaciones que habrá que realizar, “pero el agua para garantizar el consumo de las poblaciones está garantizada”, puntualizó.

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