27/03/2016

Lo que dejó Obama

Relaciones bilaterales. El default. Apoyo internacional. La importancia de saber negociar.

Lo que dejó Obama

Por Mariano Vila*

La estadía del Presidente de Estados Unidos, Barak Obama, en Argentina fue todo un símbolo. A pesar de haber estado poco más de 24 horas, sus movimientos y su estricto despliegue de seguridad fueron los protagonistas de las últimas horas en una visita que ya pasó a la historia, pero significó mucho para comenzar a recuperar nuestra imagen internacional.

La Ciudad de Bariloche fue una parte fundamental de esa visita. Al igual que lo hicieron los últimos presidentes norteamericanos, Obama apostó por alojarse unas horas en el prestigioso Llao-Llao y compartió con su familia un recorrido turístico por Circuito Chico antes de regresar. Pero una vez arribado a Washington, también publicó una foto de los paisajes patagónicos aludiendo a la importancia del cuidado del planeta. Esta una de sus principales preocupaciones, razón por la cual también será el anfitrión de la próxima Cumbre Mundial sobre Seguridad Nuclear, meses antes de dejar la Casa Blanca. El cuidado del medio ambiente y los riesgos por el cambio climático (preocupación que comparte con el Papa Francisco) podrían ser la base de su agenda cuando sea ex presidente.

Pero más allá de estas imágenes y secuencias de una ciudad blindada, la llegada de Obama valió un apoyo determinante (?) en el relanzamiento de las relaciones bilaterales entre Argentina y Estados Unidos. La necesidad imperiosa de salir del default tras 15 años hace que el Gobierno Nacional a cargo de Mauricio Macri, busque todo tipo de acompañamiento para mostrar que está a la altura de las circunstancias. Claro está que para ello deberá cerrar el camino legislativo que llevaría, si en la Cámara Alta se aprueba, a la derogación de las leyes de pago soberano y cerrojo y poder formalizar la oferta a los “fondos buitres”.

Pero el apoyo internacional también es importante. Por eso la llegada del Presidente de Francia y el Primer Ministro italiano hace unas semanas, o la de Obama horas atrás (que significó además que Estados Unidos se haya presentado como amigus curae ante la Justicia de ese país) o la reunión bilateral que tendrá la semana próxima en el marco de la Cumbre antes mencionada, con el Presidente chino Xi Jimping, segundo mercado más importante del mundo para Argentina (detrás de Brasil). Porque las imágenes también importan, sobre todo cuando hay que recuperar el crédito internacional.

Pero volviendo a la cumbre bilateral entre Obama y Macri, tenemos que decir que por la fecha en la que llegó el presidente norteamericano a nuestro país, se tuvo que analizar detalladamente el tipo de agenda. Debemos recordar que Obama provenía de Cuba, en una visita histórica tras 88 años en que la isla no recibía a un presidente estadounidense. Entonces, la llegada a Argentina también le servía a él para compensar esa visita enmarcandola dentro de una agenda latinoamericana  (su última vez quizás). Cuba como lo novedoso y Argentina como el futuro, en una región carente de líderes legitimados más allá del voto popular.

En primero momento estaba pensado que Obama pise suelo argentino en el marco de una visita protocolar. Pero a medida que se acercaba la fecha, y las críticas aumentaban, miembros de la Cancillería argentina que estaban negociando con sus pares de Washington, sugirieron que se analizara una agenda con contenido más político. Entonces no sólo sería el relanzamiento de la relación, sino también se firmaron acuerdos de largo vínculo y se anunciaron inversiones. Lo más importante fue el anuncio sobre la desclasificación de documentos que permitirá saber cómo actuaron las fuerzas de seguridad de Estados Unidos durante la dictadura argentina (que a diferencia de lo acontecido con Bill Clinton, ahora incluirán documentos de militares e inteligencia).

Particularmente creo que Argentina se merece estar considerada de otra manera. Para eso debemos trabajar en restablecer la confianza, algo que cuesta mucho construir y mantener, pero cuesta mucho más recuperar. No pasa por “entregar” nuestros recursos a terceros (esa dicotomía es un slogan marketinero inexistente por no decir berreta), sino por saber negociar qué es lo mejor para el presente añorando un futuro más promisorio. 

(*) Licenciado en Ciencias Políticas. Consultor y analista político (@marianovila)

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