23/11/2015

Más que un cambio

“El PRO, bajo la estructura de Cambiemos, logró desarticular totalmente al peronismo”, dice Mariano Vila, columnista de ANR. El triunfo de Macri en el primer ballotage de Argentina.

Más que un cambio

Por Mariano Vila*

Después de meses de espera y sobre todo de campaña, tenemos un nuevo Presidente de la Nación. Mauricio Macri se convirtió en el sucesor de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner. No sólo eso, el PRO bajo la estructura de Cambiemos, logró desarticular totalmente al peronismo, empezando por la mismísima provincia de Buenos Aires. Las provincias del norte y de nuestra Patagonia, no le alcanzaron a Daniel Scioli para ser el indicado.

El balotaje fue algo histórico. Se eligieron entre dos opciones. Pero una de las cosas más llamativas fue que ni los propios Intendentes bonaerenses (y peronistas que todavía están en funciones), se movieron lo suficiente para fiscalizar la elección. Esto viene a colación porque a partir de ello podemos interpretar el presagio de lo que se anunciaría horas más tarde. Mauricio Macri, un Ingeniero Civil de 56 años gobernará el país los próximos cuatro años. A ello tendrá que sumarle, en su estructura de poder, la provincia de Buenos Aires con María E. Vidal y la Ciudad homónima (su centro de gestión) con Horacio R. Larreta como los nuevos conductores.

Podemos interrogarnos por qué el peronismo, y en particular Daniel Scioli, no alcanzó ninguno de sus objetivos en esta elección. Pero la performance electoral de Macri fue lo suficientemente importante para que él se lleve todos los flashes. No hay duda alguna de que la política argentina cambiará. Este resultado marca un antes y un después en el mapa del poder argentino. Lo que sí habrá que ser precavido con lo que viene. La política tiene una nueva conducción, pero no debemos abusar de las expectativas que tenemos. Las cosas no cambian de un día para el otro ni de manera automática.

Al margen de las negociaciones que tendrá que llevar adelante dentro del Congreso de la Nación (porque no tendrá mayoría propia en ninguna Cámara) y con las provincias que tienen al mando Gobernadores peronistas, Macri tiene todo por ganar. Se hará cargo de un país con muchas convulsiones, la principal a mi juicio, es la institucional. Las discrepancias son aceptables; los fanatismos extremos no. Ahí está la clave para obtener la tan nombrada y por momentos denostada, gobernabilidad.

La gobernabilidad no es de nadie y es de muchos al mismo tiempo. Otra cosa es mal interpretar que puede ser de una sola persona. En todo caso quien la cede cada cuatro años es la gente. La legitima de dos formas. De origen, en una elección y diariamente, con la gestión. La de origen Macri ya la tiene asegurada. Ahora le tocará la de gestión. Y para ello necesitaría el acompañamiento de todos. Tanto de los propios, como de los ajenos. Cambiemos mostró de alguna manera esa necesidad. El PRO por sí sólo no lo hubiera logrado y por ello apostó a una construcción más amplia, que significó entre otras cosas, hasta que la UCR se replantee su posición política.

En cuanto a Mauricio Macri, quien generó gran parte de su construcción política a través de su propia imagen, tendrá como principal desafío demostrar que puede salir del ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. Como mencioné antes, no sólo tendrá la enorme responsabilidad de gobernar un país entre 2015 a 2019, sino también por primera vez desde 1983 contará con un respaldo político de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires por ser distritos que ahora gobernarán dirigentes que son de su extrema confianza.

En los próximos días será el momento para escuchar los nombres que lo acompañarán en su gestión. Quedan un montón de espacios por confirmar, que también repercutirán en el armado de los equipos de Vidal y Larreta. Es que el PRO o Cambiemos ahora, se encontró con un escenario que hasta hace no muchos meses, era inverosímil. Y esto es una realidad.

Al peronismo le gusta ser tapa de los diarios. Esta vez y después de muchos años no lo será. Vendrá el tiempo del replanteo, de las críticas y de buscar responsabilidades como suelen hacerlo cada vez que pierden una elección. En el medio se hablará sobre la necesaria renovación del partido. Nombres sobran, o por lo menos algunos se posicionan para ello. Lo que sí sucederá casi con total certeza es que quien conduzca el justicialismo, será gente joven y de la nueva política. La vieja política con el kirchnerismo dejó su última estela.

Como hemos dicho en alguna oportunidad es tiempo de que las nuevas generaciones se hagan cargo y asuman el rol que tienen, cada uno desde su lugar. Es tiempo de mirar más para adelante, que para atrás. De terminar con los extremismos, y darle lugar a la racionalidad. Ojalá que este cambio de gobierno, que también ayuda a la alternancia y por ende a fortalecer la democracia, esté a la altura de las circunstancias.

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