15/11/2015

Con Scioli o con Macri

A una semana de la definición presidencial, el analista Mariano Vila nos invita a reflexionar sobre los movimientos y alianzas posibles en el escenario político provincial.

Con Scioli o con Macri

Por Mariano Vila*


La provincia de Río Negro, por medio de su Gobernador, ha decidido mostrar algo más que una simple pronunciación política por Daniel Scioli. Alberto Weretilneck en reiteradas veces demostró que el candidato oficialista es quien mejor representaría los intereses de los rionegrinos según sus propias palabras. Lo último fue la defensa de los compromisos en materia petrolera, que Scioli ya había asumido, y que fueron refutados por el referente de Cambiemos en la materia, el ex Shell José Aranguren.


Las paradojas de la política argentina hicieron que Weretilneck, pasadas las elecciones provinciales y las internas nacionales, fije una postura alineada al peronismo rionegrino que lo supo tener en sus filas, pero que luego lo terminó expulsándolo y le significó, entre otras cosas, su renuncia al Frente Grande (partido que es parte del Frente para la Victoria). Atrás quedaron las discusiones entre su espacio Juntos Somos Río Negro y quienes representaron al justicialismo en los sufragios de junio. Ahora todos tiran para el mismo lado, aunque los referentes opositores le exigen un mayor compromiso, en términos de votos, al albertismo; casi como una condición de ingreso a una especie de grupo selecto.


En la última columna mencioné que el “problema” que tiene el reelecto Gobernador es el Intendente de General Roca, Martín Soria. Por su manera de construir política, Soria tiene en su ADN algo más que la sangre de su padre. Sin desmerecer su cargo, y mucho menos tras haber obtenido un 70% de los votos en la última elección municipal, deberá empezar a pensar como reconstruir lo que queda del PJ en Río Negro. Esa tiene que ser su tarea y tendrá que asumir que no podrá sólo. Pero Soria a veces peca por su excesiva necesidad de confrontación, y eso en algún momento le puede jugar en contra. 

Miguel A. Pichetto, un referente de la materia, parece haber dado un paso al costado. Es tiempo de la sangre joven tal vez, la cual deberá entre otras cosas, afrontar una crisis institucional que el mismo partido tiene a nivel nacional tras la sorpresiva (?) derrota política en la provincia de Buenos Aires, el histórico bastión peronista. Inclusive ahora también está en juego el poder nacional, ya que Mauricio Macri se encuentra en las puertas de tener bajo su órbita el mando político de la Ciudad de Buenos Aires, la provincia homónima y la Nación. En caso de que esto suceda, vendrá una reforma de toda la cúpula nacional seguramente. 

Precisamente Macri se presenta como una incógnita para los rionegrinos. No sólo porque no tiene gran territorialidad, por ahora, salvo algunos legisladores electos de su fuerza como Sergio Whisky y otros jefes comunales que se pronunciaron por él ante el próximo balotaje (como es el caso de Aníbal Tortoriello de Cipolletti), sino también porque no se sabe cómo jugaran los intendentes peronistas y el propio Gobernador en caso de que sea electo Presidente de la Nación. En esto Weretilneck tiene otras filtraciones. Los radicales que lo acompañaron durante su campaña provincial, ahora y respetando lo acordado en la Convención Nacional de la UCR, apoyarán a Macri y no a Scioli obviamente. En ese sentido la UCR sigue siendo 100% orgánico. 


Por otro lado, el afamado pragmatismo político, más implementado por el peronismo que por otras fuerzas, encontrará un límite en el actual jefe de gobierno porteño. Esa podría ser una pregunta a resolver en un par de meses. Bajo ese mismo escenario, qué pasa si algunos intendentes buscan mostrarse más PRO que PJ y tienden alianzas con los de Cambiemos pensando en su reposicionamiento político en medio de una incertidumbre partidaria. Recordemos, el partido hoy parece sin rumbo. Y más aún, cómo trabajará el Gobernador rionegrino con Macri si este es Presidente después de tanta empatía con el sciolismo. Su par neuquino Jorge Sapag hace lo propio, pero él está dejando el poder. Su reemplazo como mandatario provincial, Omar Gutiérrez no ha sido tan claro en ese sentido. Sabe que 
tiene que asumir aún; pero Weretilneck es su propio reemplazo.


Tenemos que acostumbrarnos, y en hora buena, que esas nuevas generaciones que mencionamos empiecen a dejar de lado los límites políticos que tan mal nos han hecho en los últimos años. El error sería que los nuevos, no dejen lugar tampoco a la discrepancia. Que puedan compartir una mesa durante un evento social o que inclusive puedan estar de acuerdo en ideas, no quiere decir que pierdan su esencia partidaria. Es momento de mirar más para adelante que para atrás, algo que es parte de una generación que simplemente nació y creció con otros códigos de conducta.

 

(*) Licenciado en Ciencias Políticas. Consultor y analista político. (@marianovila)

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