Fue una hermosa tarde para disfrutar en familia y con amigos; para recordar el espíritu de aquellos pioneros que se animaron a asentarse en el lugar para facilitar el cruce del río y el comercio con la Línea Sur. Los vecinos de Paso Córdoba vivieron una jornada especial para festejar los 114 años de la conformación del barrio.

Organizado por la comisión vecinal y la FM “Paso Córdova”, el aniversario tuvo la participación del ballet municipal “Amanecer Sureño”, dirigido por Mónica Díaz; el taller de danzas del barrio; el grupo folklórico Umbral; Los Mirandita de Paso Córdoba; Pasión Ranchera, con su repertorio de cumbias y chamamés de la Patagonia; el chamamecero Pablo Segura y los Pibes de Paso Córdoba; y el cierre con el grupo Piel de León, “banda tributo a Los Palmera y algo más”.

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Javier Salomón, integrante de la comisión organizadora, destacó el espíritu de “juntada familiar”, como hacían “los primeros pobladores” para reunirse un momento y pasarla bien. “Recuperar el espíritu de aquellos tiempos para después seguir construyendo esta idea de nuestro lugar”, precisó.

Y es que en Paso Córdoba todavía viven nietos y bisnietos de aquellos balseros que en 1908 se dieron a la tarea de instalar una balsa que permitiera conectarse con las poblaciones de la Línea Sur, en aquellos tiempos en pleno desarrollo de la actividad ovina. Eran los años en que las ovejas Merino estaban siendo desplazadas de la Pampa Húmeda y empujadas al sur de los ríos Colorado y Negro. Y Roca se presentaba como un lugar privilegiado para abastecer las necesidades de esos parajes.

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La balsa se instaló por iniciativa de dos comerciantes de Roca, Antonio Córdoba y Antonio Algán, socios en un almacén de ramos generales. Las grandes presas modificaron la dinámica del río, pero en aquellos tiempos los deshielos marcaban un punto de inflexión, con crecidas intensas que paralizaban las comunicaciones. Por eso había que buscar un punto donde el caudaloso río Negro se angostara lo suficiente. Y lo encontraron en un lugar que a principios del siglo pasado se llamaba “Paso Biolich”, a unos 1.000 metros de donde se encuentra el puente actual. Pero la balsa no tenía un lugar fijo.

Salomón explica que a un costado del puente, cerca de la nueva estación de aforo, existe una estructura cuadrada “con una especie de eslabón gigante. Algunos dicen que allí se enganchaba la balsa; pero no es así. Ahí se fijaba el cable carril con el que los balseros podían cruzar el río cuando venía muy crecido y había que trasladarla”.

El río deformaba la línea de ribera y a falta de máquinas viales pesadas para poder fijar un punto físico permanente, el ingenio los llevó a mover la estructura. Para eso, idearon un sistema de cables que permitía desplazar la balsa hasta encontrar el lugar justo. “Por eso no tiene un punto de referencia. No estaba donde está el puente, estaba cerca del Náutico. Otras veces, cerca del pedrero, de Canale al fondo. A veces, un poco más cerca de la escuela. Había diferentes lugares donde la balsa de establecía, de acuerdo a como venía el río”, contó Salomón.

En 1965 comenzó la construcción del puente y la pavimentación del camino que lo conectaba con la ruta 22, en un sector conocido como “Puente Palmieri”. La inauguración se concretó el 26 de junio de 1969 y la balsa dejó definitivamente de funcionar. A su alrededor, el asentamiento que permitía el albergue de los balseros y sus familias continuó desarrollándose. Sus descendientes imaginan que todavía tienen muchas cosas por hacer.