La causa por el femicidio de Patricia Rendón se encamina lentamente hacia el juicio por jurados. La fiscalía sostiene en firme la acusación contra la ex pareja de la mujer, Fernando Cronenbold, y con los agravantes del caso la única pena que sostiene el Código Penal es cadena perpetua.

Oficialmente, la justicia prefiere la cautela. Todavía faltan los resultados de algunas pericias de ADN y luego efectuar el control de acusación, la etapa en la que la fiscalía, la querella y la defensa pueden presentar sus teorías del caso, proponer su lista de testigos y presentar el respaldo probatorio.

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Marcelo Hertzriken Velazco, quien representa a la madre de Patricia, Carmen Rodríguez Montero, precisó que el juicio se realizará el año que viene, luego de la selección de jurados que tendrá lugar durante el mes de marzo.

Patricia Rendón y Fernando Cronenbold se habían instalado en Catriel hacía algunos años. Venían de Santa Cruz de la Siera con el ánimo de comenzar una vida nueva; pero las cosas no resultaron. Ni siquiera el nacimiento de una hija pudo recomponer la relación de pareja y la historia terminó en una separación traumática, con denuncias de violencia de género incluida.

El 28 de junio pasado, la mujer iba a viajar a Buenos Aires para retirar una visa que le permitiera viajar a Italia, donde la esperaba su nuevo novio, Francesco Nuvolari. Imprevistamente, muy temprarno a la mañana Cronenbold se presentó en la casa. La última vez que vieron con vida a Patricia fue a las 7.50, cuando llevaron a la chiquita a la escuela primaria.

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La investigación posterior llevó a la detención de Fernando. Para Hertzriken, no hay casi dudas sobre la responsabilidad material del imputado: un cúmulo de pruebas contundente que establecen la autoría. Los cruces y las pericias telefónicas, la sangre encontrada en la camioneta, la posterior ubicación de su cuerpo, apuntan “indudablemente a la culpabilidad de Cronenbald.

La defensa denerá probar su propia teoría del caso: según lo relatado por el acusado, esa mañana fue secuestrado por dos “sicarios” con acento colombiano, quienes habrían asesinado a Patricia por una deuda con el “narcotráfico”. Luego, lo obligaron con amenazas a conducirlos a un descampado para enterrar el cuerpo. En las distintas instancias que pasaron, no presentaron pruebas materiales que respalden esas afirmaciones.