Los números del año hidrológico terminan con una perspectiva mejor a la de sus inicios: si bien las lluvias fueron levemente inferiores a las de la media histórica, las nevadas permitieron acumular una reserva interesante que compensa lo anterior. Pero esta aparente bonanza no afloja la situación de “emergencia hídrica” de los ríos de la región. La Autoridad de Cuencas avanza con mucha cautela y tiene en mente dos cosas: garantizar el agua para el consumo humano, más el riego y la industria. Lo demás, puede esperar. El deshielo, que ya comenzó, no se va a sentir aguas abajo. El río Negro seguirá prácticamente con los niveles de hoy; al menos hasta diciembre.

Los caudales previstos para los próximos meses se mantendrán dentro de lo estipulado: desde Arroyito, la última represa sobre el río Limay, se erogarán 300 m3/seg; mientras que por El Chañar saldrán 110 m3/seg. Pero hay que tener en cuenta que de ese total, la mitad se destina a los canales riego de Centenario, Campo Grande y el Canal Principal que nace en el dique Cordero. Por esa razón, el río Negro tendrá en Roca una cantidad menor a la suma de ambos afluentes: entre 350 y 360 m3/seg. Un nivel que se considera suficiente para abastecer a los sistemas de riego del Valle Medio y del IDEVI.

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La gran reserva de todo el esquema estará en el embalse de Piedra del Águila. La decisión fue almacenar toda el agua posible para esperar los meses críticos de diciembre – enero y febrero, cuando se necesita mayor disponibilidad para riego y también existe un pico de demanda de energía eléctrica. Piedra guarda hoy aproximadamente tres cuartas partes del flujo que recibe: entran 853 m3/segundo producto de los aportes del Limay y del Collón Cura, pero eroga 179 m3/seg.

“Enero es un mes crucial para todos. Desde el sistema eléctrico, por la gran demanda. Y el sector productivo también requiere más agua para el riego. Por eso la idea es fortalecer la reserva de Piedra, que es recurso que después se puede utilizar en Pichi Picún Leufú, almacenar un tiempo en El Chocón y después volver a turbinar en Arroyito”, calculó uno de los técnicos de la Autoridad de Cuencas.

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El río Neuquén, por ahora, viene a un ritmo lento: al norte del sistema conduce 200 m3/seg; de los que 190 m3/seg se ingresan a los embalses de Barreales y Mari Menuco. Con los dos lagos casi en un nivel operativo normal, se está haciendo una pequeña reserva y se dejan pasar 110 m3/seg que se turbinan por la central de Planicie Banderita y luego continúan por el compensador de El Chañar.

La AIC sigue desarrollando su política conservadora en el uso del recurso porque sus especialistas tienen justificados temores sobre lo que pueda ocurrir a futuro: “el cambio climático nos está obligando a volver a estudiar todo lo que habíamos aprendido antes”, explican. Un año medio puede verse en colores optimistas en el contexto de las sequías pasadas, pero las perspectivas a mediano plazo no son alentadoras: con el fenómeno de La Niña agudizándose en el Pacífico Sur, lo más probable es que mantengan las condiciones actuales. “Por eso estamos concentrando recursos y erogando de la manera más inteligente posible”, puntualizan.