Durante dos jornadas intensas, se eligieron los 16 integrantes del jurado popular que deberán resolver si los cinco acusados por el femicidio de Agostina Gisfman son culpables o no. El juicio comenzará el martes que viene y se prolongará durante 10 días, para permitir el testimonio de unos 80 testigos. Hay mucha expectativa sobre el debate, dadas las características que rodearon al crimen de la adolescente.

El juicio por jurados se realiza cuando la magnitud de la pena a debatir supera los 15 años de prisión. En este caso, el femicidio tiene directamente la reclusión perpetua. Durante la primera jornada de selección, la fiscalía, la querella y la defensa se pusieron de acuerdo con las designaciones de las ocho integrantes mujeres. En la siguiente jornada, definieron los ocho miembros varones. De esos 16, 12 son titulares y cuatro quedan como suplentes.

La jueza de garantías que dirigirá el debate será Leticia Lorenzo. La acusación estará a cargo del fiscal jefe Juan Agustín García junto a la asistente letrada Guadalupe Inaudi y el agente Héctor Moncada.

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El femicidio de Agostina ocurrió el 14 de mayo del año pasado. Ese día había sido citada para un contacto personal en la rotonda de Circunvalación y ruta 151, de Cipolletti; donde la levantó una camioneta donde se transportaba Juan Carlos Monsalve. Allí la asesinaron brutalmente y posteriormente arrojaron su cuerpo en un descampado en las afueras de Centenario, donde le prendieron fuego.

Por el hecho hay otras cuatro personas que llegarán a juicio para determinar sus responsabilidades: la pareja de Monsalve, Ana Perales, acusada de instigadora del crimen; Gustavo Chianese, propietario de una gomería, imputado como partícipe necesario por haber sido el “entregador” de la muchacha; y Claudio Monsalve y Julio Zapata, quienes figura como partícipes necesarios en el crimen.

La imputación a las cinco personas acusadas es por el delito de homicidio triplemente agravado por haber sido causado con alevosía, con el concurso premeditado de dos o más personas y por haber sido perpetrado por hombres hacia una mujer en contexto de violencia de género (femicidio).

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Monsalve y Chianese se conocían desde hace tiempo, cuando el primero trabajaba como taxista en Cipolletti y su amigo era el propietario de una gomería que trabajaba en relación directa con una cooperativa de taxis. En más de una oportunidad, Chianese le facilitaba los contactos para citas sexuales. Una de esos encuentros fue con Agostina Gisfman.

Según la investigación realizada por la fiscalía y la policía neuquina, con la colaboración de la rionegrina, una fotografía de ese perturbador momento, publicada en una red social, fue el detonante del crimen planificado a sangre fría. La esposa de Monsalve, Ana Perales, le exigió una “reparación” que debía pasar por el asesinato de la muchacha. Caso contrario, lo abandonaría.

Fue así que primero montaron un operativo de “inteligencia” para ubicarla y convocarla a una nueva cita. Además, Monsalve alquiló una camioneta Chevrolet Tracker especialmente para este hecho. Emprendieron viaje hacia Centenario y allí se les sumó la Chevrolet S 10 con el sobrino Claudio Monsalve y Julio Zapata. En cercanías del basural de Centenario, le habrían dado dos cuchilladas y luego prendieron fuego al cuerpo.

Todo se sucedió muy rápido: entre las 19.20 y las 20.40 del 14 de mayo pasado. Luego, Monsalve procedió a lavar la camioneta y entregarla a la agencia. De allí, se marchó hacia la localidad de San Javier, a unos 40 kilómetros de Viedma. Hasta allí fue a buscarlo una comisión policial, luego de un prolijo relevamiento de escuchas telefónicas, peritajes en los vehículos y testimonios de diferentes fuentes.