La industria juguera regional sigue perdiendo posiciones, en cantidad de establecimientos y volumen total procesado. De las 15 elaboradoras que trabajan en la década del 90, hoy quedan solamente 4. De las 700.000 toneladas procesadas en 2005 por todo el complejo industrial asociado (jugos, pero también sidras y disecados), pasó a poco más de 300.000 toneladas el año pasado. Y este año puede llegar a ser menor.

El primer inconveniente es la caída en la producción. Daniel González, presidente de CINEX (la cámara que agrupa a las empresas), el proceso de urbanización y la caída de la rentabilidad se tradujo en una sensible baja de la cantidad de hectáreas plantadas. El segundo problema: “no somos formadores de precio; somos una oferta muy chica que tiene que ir a precio de mercado”, explicó. Y la realidad indica que en ese mercado internacional, jugo es lo que sobre y los precios van a la baja.

“El crecimiento de Chile y Polonia nos complica. Fundamentalmente el de Polonia que entró al mercado con grandes volúmenes, superiores a China, y precios bajos. Esa es la realidad y hay que adaptarse”, comentó. Así y todo, calcula que la industria podrá pagar al menos el costo de recolección de la fruta. “Hace cinco años no era así, pero la ecuación no daba. Lo que se paga por la fruta determina el precio del producto y si queremos exportar tenemos que hacerlo”, precisó.

Otra razón por la cual no se logra hacer pie en el mercado europeo es la del altísimo nivel de los aranceles a la importación, que llegan al 30 %. “Con ese sobreprecio, quedamos afuera”, dijo González

Hubo un momento en que el mercado interno logró conformarse en casi el 50 % de la producción: fue alrededor de 2010, cuando se produjo un boom de las aguas saborizadas. Un auge que se apagó durante la pandemia y la caída del consumo. Hoy, nuevamente la exportación es el destino para el 90 % de la producción de jugos concentrados.

Mientras tanto, el sector lucha para adaptarse buscando nuevos productos y ensayando variantes. “En la empresa donde estoy trabajando tenemos un proyecto que demanda una inversión muy importante. Se trata de una línea de envasado que será única en la zona. También nos va a permitir envasado de sidra. Saben que no se hace la sidra en el valle, se hace el caldo. Toda la sidra se envasa en Buenos Aires. En su momento teníamos La Reginense pero hoy está cerrada”.

El dirigente empresario comentó que se trata de “otras unidades de negocio. El concentrado va a seguir siendo el fuerte de la industria, pero tendremos alternativas que se van desarrollando. Están las sidras, los jugos elaborados listos para consumir, los disecados. Pero el volumen grande sigue siendo el concentrado”

En cuanto a la innvoación tecnológica, González resaltó que “ha sido la forma de mantenerse”. En todos estos años “se hicieron fuertes recambios tecnológicos. Las pocas empresas que quedamos lo hemos hecho al menos en dos oportunidades en los últimos 20 años. Las que no pudieron hacerlo, terminaron cerrando”, precisó.