EMBESTIDA CONTRA LA JUSTICIA

| 16/06/2021

Martín Soria empieza a ser observado en el Gobierno por su falta de resultados

Martín Soria empieza a ser observado en el Gobierno por su falta de resultados

Llegó al Ministerio de Justicia con el objetivo de promover reformas judiciales pero sólo logró tensar aún más la relación con la Corte Suprema. Hasta ahora fracasó en la búsqueda de consenso en el Congreso.

El kirchnerismo hizo una arriesgada movida para saca a la ministra -íntima del presidente-, Marcela Losardo  y promover a Soria. Desde el despacho de la vicepresidenta abalaron el cambio, otro golpe de efecto post carta de Cristina Fernández de Kirchner cuando habló de "funcionarios que no funcionan".

Llamativamente, pasaron casi dos semanas desde el anuncio hasta que se concretó la jura. Evidentemente era un nombramiento muy cuestionado.

Por estos días, puertas adentro de la Casa Rosada, en el Instituto Patria y también en el Congreso, el "no funciona" se aplica al ministro roquense que luego de arrancar su gestión con un altísimo perfil no ha logrado hasta ahora los consensos necesarios para avanzar en los principales objetivos que se había fijado.

El nuevo titular de Justicia, Martín Soria, lleva poco más de dos meses de trabajo y tiene poco -o casi nada- para mostrar. El principal propósito con el que llegó fue avanzar en la sanción de leyes clave para el kirchnerismo incluidas dentro del paquete de reforma judicial que Alberto Fernández presentó en 2020 y con las que insistió en su discurso de apertura de sesiones en 2021.

TUIT

Según publicó Clarín, la prioridad era la reforma del Ministerio Público Fiscal, que ya cuenta con media sanción en el Senado de la Nación, pero a la que le falta un pulgar arriba en la Cámara de Diputados. Soria, que venía de presidir la comisión de Justicia precisamente en Diputados, se la fijó como objetivo central en el primer mes de ministro, en el que tuvo al menos cinco reuniones en las que buscó apoyo de fiscales y jueces a una norma que tiene como principal argumento modificar la forma de designación del procurador, con mayoría absoluta y no los dos tercios del Senado.

También intentó influir en la opinión de los diputados que van a decidir el futuro de esa ley, aunque hasta ahora sin éxito. Tuvo una charla promisoria el 12 de mayo con el mendocino José Luis Ramón, que desde su bloque en el Congreso podía acercar seis votos extra y sumar apoyos para el poroteo interno. Pero, sin el número necesario para ser aprobada, la ley quedó stand-by.

Incluso, un voto que podía agregarse quedó desactivado al asumir Soria en el ministerio. Fue el del rionegrino Luis di Giácomo, de Juntos Somos Río Negro que integra el bloque de Ramón, que  lo tildó de "denunciador serial, pendenciero y confrontativo". Desde ese encuentro con el diputado mendocino, no avanzó más sobre el tema.

Daniel Rafecas, el candidato de Alberto Fernández para la Procuración, ya advirtió que no asumirá si cambian las reglas de juego y no lo eligen con los dos tercios del Senado. En el intento por desplazar al jefe de fiscales interino Eduardo Casal no se ve un reemplazo a la vista. No es tal vez la función de Soria esa, aunque, reformada la ley o no del Ministerio Público Fiscal, deberá construirse un candidato con chances de sortear el filtro del Congreso.

En lo discursivo, Soria comenzó con un tono bien alto, apuntando contra las reuniones que Mauricio Macri mantuvo en su presidencia con funcionarios del Poder Judicial y facilitando pedidos de nulidad que hizo Cristina Kirchner en causas que la involucran, pero no tuvo avances en el diálogo con la Corte Suprema, que en su gestión se despachó con un fallo adverso para el Gobierno cuando habilitó el dictado de clases presenciales en la Ciudad de Buenos Aires y que, aun con audiencias de por medio, todavía está a tiempo de generarle a Nación un dolor de cabeza si avala el reclamo porteño por la quita de coparticipación.

"La Corte decidió hacer un show mediático y se prestó al juego de Larreta", dijo Soria en su momento sobre el conflicto educativo, cumpliendo su rol de kirchnerista duro pero quedando prácticamente anulado para poder articular algún tipo de diálogo con cualquiera de esos dos actores: los jueces y la Ciudad.

En una estructura tan vertical como la del kirchnerismo, a Soria lo salieron a cruzar en voz baja internamente. Para muchos no es casual que en ninguno de los encuentros con la Ciudad por el reparto de fondos haya habido representantes del Ministerio de Justicia, sino del Ministerio del Interior, que tiene la tutela sobre el tema. Y que a las audiencias de conciliación en el máximo tribunal hayan ido abogados del Ministerio de Economía, cuando por el lado de la Ciudad la representación estuvo repartida entre Hacienda, Justicia y Seguridad, y la procuración porteña.

En lo estrictamente judicial, tampoco logró apoyos relevantes. Más allá de los primeros encuentros con funcionarios del sector, no ha resuelto las vacantes que existen por ejemplo en la Cámara Civil y en el fuero de familia, sumadas a la larga lista de magistrados subrogantes que existen en todos los tribunales y deben reemplazarse con conjueces. Hoy está frenada en el Ministerio de Justicia, que no la envió al Senado para conseguir el acuerdo.

Soria bajó el perfil hasta en su nueva cuenta de Twitter, donde disparaba munición gruesa seguido. Hoy, con poco para mostrar desde lo judicial, celebra la llegada de vacunas y la política sanitaria del Gobierno. Tiene lógica, Soria no tiene nada nuevo para mostrar.

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