Este lunes comenzó a funcionar el nuevo Sistema de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU), en el cuadrante comprendido entre las calles San Juan y Mendoza, desde Mitre hasta 9 de Julio.

Este nuevo sistema se implementó a partir del retiro de los contenedores situados en calle Tucumán a través de la Ordenanza 5027/2023. La misma estipula la continuidad de la separación en origen y recolección diferenciada, por medio de canastos y recipientes individuales que debe disponer cada frentista.

Sin embargo, el problema surge en el cómo fue implementada la medida y que es lo que implica esto para los comerciantes principalmente.

Sobran los argumentos para decir que el sistema aplicado hasta acá era totalmente perfectible. Con contenedores totalmente colapsados y un servicio de recolección que no estaba a la altura de las necesidades. Además, con muy poco trabajo de difusión y educación a la ciudadanía para reforzar conceptos. Por último, una ausencia total de control o supervisión.

Todo ello llevo a un cambio de plan. La intendenta María Emilia Soria resolvió implementar este nuevo sistema, que a los comerciantes los tiene disconformes.

La decisión fue calificada como "unilateral", "apresurada", "desprolija" entre otros adjetivos. Es que incluso la Cámara de Comercio insistió en trabajar en conjunto para poder avanzar a una solución, pero esto no ocurrió. De pronto, en verano, fecha en la que suele haber un letargo o un clima generalizado de relajo, el Ejecutivo fue a fondo con el cambio: "Nos agarró a todos de sorpresa porque esto en diciembre de esto no se habló, nadie sabía nada, nos fuimos todos de vacaciones y cuando volvimos nos encontramos con esta nueva resolución" contó un comerciante de Tucumán al 500 que pidió reserva del nombre.

Ante esta situación, hoy los comerciantes trabajan a contrareloj para cumplir con la resolución para evitar multas: "nos tenemos que reunir entre nosotros, hacer contrataciones para comprar (tachos/contenedores) por cantidad, todo eso requiere un tiempo que creo que no lo han tenido cuenta".

"Nos exigen poner dos contenedores para la basura de entre 80 y 120 litros cada uno, ocupan un lugar tremendo adentro de los locales. A esto hay que sumarle que debemos asumir el costo de que vale entre 80 y 120 mil pesos cada uno" puntualizó otra frentista afectada.

Desde la Cámara de Comercio, hicieron hincapié en lo inconsulto de la decisión y en el contexto económico: "es momento crítico para el sector y al Municipio se le ocurre algo que incurre en gastos para los comerciantes".

A pesar de todos estos planteos, un sector de los comerciantes adelantó que insistirán con poder tener una reunión con la intendenta Soria para poder plantearle la complejidad que conlleva esta nueva política implementada.

"Acá el problema mayor no es la basura que tiramos los vecinos, es la basura que traen de otros barrios, la traen acá porque a ellos no les ponen un contenedor. Si ellos tuvieran un contenedor, no tendrían que venir acá con autos o con camionetas a llenar los nuestros" se quejó una de las comerciantes.

Puntos centrales del nuevo Sistema de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU)

Los contenedores a utilizar deben cumplir con un sin fin de requisitos que establece la ordenanza, según categoría de uso y capacidad. Además, en el caso de querer utilizar algún contenedor o canasto diferente del que se pretende, el frentista debe solicitar aprobación de la Dirección de Arquitectura.

Se realizará una recolección diferenciada de acuerdo al tipo de residuo, con un esquema semanal dos veces por día.

Para evitar que los residuos permanezcan en la vía pública durante largos períodos de tiempo, todos los frentistas deberán sacar los residuos como máximo una hora antes del inicio del turno de la recolección