El actor recordó a su gran amiga en el diván de Cortá por Lozano, deslizando un fuerte dato de cómo se encuentra hoy Ezequiel, el hermano de la famosa.

La muerte de Silvina Luna sigue generando un profundo dolor en el mundo del espectáculo y toda la sociedad. Su partida, después de años de estar luchando contra una insuficiencia renal y una bacteria, pegó fuerte en todos pero más aún en su círculo íntimo, dentro del cual se destaca la presencia de su amigo Gustavo Conti.

Tras haber coincidido en Gran Hermano 2001, Conti y Silvina forjaron una gran amistad de la que también participó Ximena Capristo, que también estuvo en el reality y es la pareja de él desde hace más de 20 años. Por estas horas, el actor rompió el silencio y habló por primera vez del fallecimiento de su amiga.

Invitado a Cortá por Lozano (Telefe), el exparticipante de Gran Hermano habló de su amistad con la modelo rosarina, de los problemas de salud que debió atravesar producto de la mala praxis y pidió justicia. Además, sorprendió al contar que a diez días de su muerte recibe “señales”.

Pero uno de los momentos más destacados de la charla fue cuando detalló parte de la relación de hermanos que tenía la famosa con Ezequiel Luna. La conductora Verónica Lozano quiso saber cómo se encuentra después de este golpe tan fuerte de la vida, con el invitado dando a conocer una dolorosa información.

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“Él ahora está destruido, pero es fuerte también. Porque la qué pasó, él estuvo ahí siempre y comandando. Porque, habitualmente, era ella la que lo tenía bajo el ala a él, porque era más chico. Pero se invirtieron los roles y el pibe estuvo, como tenía que estar”, explicó Conti.

El actor también contó que Ezequiel, el único familiar directo que estuvo junto a Silvina en estos últimos meses, se apoyó mucho en las amigas de su hermana. “Había un grupo de cuatro o cinco amigas de fierro que también estaban ahí con Silvina, y él se apoyaba mucho en ellas, porque la también la conocían a Luna como nadie”.

Y confesó: “Yo no iba seguido a verla, porque también era cargarlo más a Ezequiel, molestarlo, llamarlo y tener que decirle. Pero yo hablaba todos los días con una amiga de ella que me contaba todo. Además Silvina también cansaba con las visitas, para mí, con que ellos supiera que yo estaba a disposición de lo que necesitaran me alcanzaba”.

Conti recordó también cómo fue su última charla con Silvina, uno de los momentos más emotivos del mano a mano. “Le dije que íbamos a comer un asado en casa”, recordó, reproduciendo las palabras que le dijo en ese entonces: “'Gordita, dale que te voy a preparar un choricito y una morcilla'. Se cag... de risa! Me dijo: ‘Invitalo a comer a Ezequiel también’”.

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