Una propuesta seria exigió la Unión Trabajadores de la Educación de Río Negro (UnTER) ante la preocupación gremial frente a la escalada de violencia que atraviesa la sociedad, estalla en las instituciones educativas y son los docentes quienes todos los días ponen el cuerpo en absoluta soledad para enfrentar situaciones complejas.

En un pronunciamiento gremial, se dejó en claro que “debemos hablar en plural: son las violencias que atraviesan a las escuelas, las comunidades educativas y al cuerpo social. Por lo tanto, es urgente y necesario que todos los actores involucrados se comprometan y trabajen en conjunto. Desde el sindicato hemos planteado, en reuniones bilaterales y paritarias, que se deben contar con estrategias de intervención a corto, mediano y largo plazo”.

El primer paso, a criterio de la UnTER, es contar con un protocolo de actuación para la prevención, acompañamiento y erradicación de violencias en las instituciones educativas. Dispositivos que permitan el abordaje antes, durante y después de los sucesos, con una perspectiva en derechos humanos, en el que se garantice el acompañamiento efectivo a los trabajadores y estudiantes, y el derecho de enseñar y aprender.

Calificó de “parches” las respuestas acotadas a los emergentes, y por lo tanto “no alcanza con las múltiples intervenciones, en las que se llenan formularios, pero no resuelven el cómo y con quienes continuar la tarea, sostenida en tiempo, bajo el amparo de una normativa acorde a las demandas actuales, con una mirada no punitivista, sino tendiente a la prevención y reparación del daño, que no sume más dolor al dolor que ya sufren trabajadores y estudiantes”.

Con este criterio, la conducción presentó una nota reiterando el pedido al Ministerio de Educación, de una urgente reunión de todos los sectores que intervienen de una u otra manera en esta problemática como los son: la cartera educativa, Salud, Seguridad, Justicia, la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF), Desarrollo Social, con el fin de abordar de manera integral esta problemática, porque según los argumentos gremiales “las violencias no se erradican con voluntarismo, sino con acciones colectivas, coordinadas y respetuosas de los derechos”.