Esta mañana, una mujer, Lorena, encendió la alarma en su red social: denunció la desaparición de su pareja, Walter Guevara, quien se ausentó del hogar en un barrio de Roca, ayer a las seis de la tarde. Y no habían tenido noticias de él. Preocupados, decidieron pedir ayuda públicamente.

Pero poco después, Mónica subió una foto del ausente abrazado con su hijo: “Qué lindo mi hijo con su padrino”. Y agregó: “Gracias por venir a estar con mi bebé”.

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La respuesta fue inmediata: “Vos Mónica que publicaste esta foto: decile al Walter Guevara que vuelva a su casa; su familia está preocupada”.

La última vez que lo habían visto, Guevara “vestía buzo negro, jean y zapatillas negras; gorra negra y llevaba el casco de mi moto en la mano casco blanco”, puntualizaba Lorena. “Si alguien lo vio o ve, por favor comunicarse conmigo o su familia (que) está preocupada. Agradezco info”.

En la segunda foto, se lo ve a Guevara con la misma ropa descripta por Lorena; bastante distendido y disfrutando de un momento con su ahijado.

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Queda claro que “desaparecer”, en principio, no es lo mismo que “irse de la casa”. Mientras que la primera situación nos remite a una situación traumática y desesperanzada, angustiante, la segunda puede ser el resultado de alguna desavenencia familiar o bien de algún conflicto que no habían podido resolver.

Y la pregunta quedó picando: ¿se habrá ido o seguirá desaparecido? ¿Qué será de la vida de Walter Guevara?