Parece el guión de una película pero sucedió en la realidad. Un grupo de siete personas ingresó por la fuerza a un colegio secundario de Cipolletti rompiendo cerco y puerta, y se dirigieron directamente a una de las aulas para golpear e intimidar a un alumno. Según pudo saberse, la salvaje agresión fue una “represalia” por una pelea anterior entre dos estudiantes. Lo insólito: los atacantes son familiares de una de las chicas involucradas, cuya mamá estaba reunida con la conducción del establecimiento en ese momento.

El hecho se produjo ayer a la tarde en el establecimiento de la ESRN N° 35, ubicada en el barrio El Manzanar, de Cipolletti. El mismo donde hace dos semanas se había denunciado la presencia de un adolescente de primer año armado con una pistola. Y donde antes del receso invernal hubo que hacer un paréntesis para reflexionar sobre la violencia que se vivía entre el alumnado. Una situación que está escalando peligrosamente.

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El ministerio de Educación realizó una denuncia penal, identificando a los dos mayores que integraban el grupo agresor y solicitó una orden de restricción para evitar su acercamiento al establecimiento. También decidió que este viernes no haya actividad escolar en la ESRN a fin de trabajar en la organización institucional.

Los compañeros del alumno agredido llamaron a sus padres para que los pasaran a retirar. En medio de una crisis de nervios y con un llanto incontenible, expresaron hasta el temor de regresar a la escuela.

Para ingresar, el grupo atacante rompió el alambrado perimetral del colegio, pateó y rompió una puerta y se dirigieron directamente al lugar donde esta su víctima. Algunos denunciaron que estaban armados con cuchillos, situación que todavía no pudo ser verificada en algunos videos.

En un comunicado oficial, el ministerio informó que desde hace varios días los equipos técnicos vienen trabajando con “diversas situaciones ocurridas en el establecimiento educativo, vinculadas, en algunos casos, a situaciones externas a la institucion”.

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El ingreso violento de este grupo de personas produjo “momentos de alta tensión, con agresiones físicas y roturas de mobiliarios”, por lo que se solicitó la intervención policial y se trabajó en descomprimir la compleja e injustificable situación.

Los padres que fueron al colegio a retirar a sus hijos estaban enojados y alarmados por la situación, y pidieron al ministerio seguridades y garantías de que estas cosas no vuelvan a ocurrir. Una insistencia que se trasladó a la fuerza de seguridad y a la Justicia, a partir de la denuncia penal.