20/09/2022

Más hipótesis que certezas: El caso de Agustina y los crímenes que nunca se esclarecieron en Río Negro

La falta de pruebas concretas en la causa trae a la memoria casos en los que las investigaciones fueron entorpecidas.

Más hipótesis que certezas: El caso de Agustina y los crímenes que nunca se esclarecieron en Río Negro

El crimen de Agustina Fernández, la estudiante de medicina asesinada a golpes el 2 de julio sigue sin resolverse. La falta de pruebas concretas en la causa trae a la memoria casos en los que las investigaciones se vieron entorpecidas por distintas circunstancias: el triple crimen de Cipolletti, el doble crimen de Río Colorado y el femicidio de Otoño Uriarte.  

En el denominado triple crimen de Cipolletti, las hermanas María Emilia (24) y Paula González (17) y su amiga Verónica Villar (22) fueron asesinadas a golpes, tiros y puñaladas. Sus cadáveres fueron hallados semienterrados junto a las vías del tren.  

Este caso quedó parcialmente impune, donde solo uno de los cinco procesados que tuvo el expediente inicialmente, fue condenado.  

El doble crimen en Río Colorado también pone en evidencia el entorpecimiento de una causa. El 12 de marzo de 1989, Sergio Antonio Sorbellini y Raquel Natalia Lagunas salieron al campo en una bicicleta a buscar pasto para sus conejos. Como no regresaron, familiares los salieron a buscar y los hallaron muertos a balazos a unos 4 kilómetros del casco urbano.  

Otoño Uriarte, de Fernández Oro, tenía 15 años cuando el 23 de octubre de 2006 fue asesinada luego de ser violada y torturada. Su cuerpo fue hallado seis meses más tarde y su causa, al día de hoy no se resuelve.  

Un denominador común de los tres casos mencionados es la negligencia en la investigación. Un eje que trae un cargado historial y ahora suma el crimen de la joven estudiante de medicina.  

En el Triple Crimen, desde el inicio se cometieron errores que determinaron todo el proceso. Desde el poco cuidado que se tuvo en la escena del crimen a una red de complicidades nunca esclarecida. En el caso de Río Colorado, la investigación policial y judicial fue precaria.  

El despliegue policial avanzó sin proteger y resguardar el lugar donde estaban los cadáveres. Se borraron huellas, fue sustituida la ropa interior de Raquel, la pericia balística del perito Arriola fue fraguada, las autopsias descriptas no fueron realizadas. Funcionarios policiales falsificaron las declaraciones testimoniales, varios elementos secuestrados por la policía desaparecieron, actas de procedimiento alteradas y otras tantas irregularidades. 

En el caso de Agustina Fernández, las negligencias continúan. Aquí se perdieron casi todas las pruebas de la escena del crimen. Además, hubo demora en el arribo de la fiscalía y la policía no resguardó el lugar donde atacaron a la joven.  

Las fiscales de turno tardaron muchas horas en llegar al lugar y los policías no fueron lo suficientemente rigurosos que requería la situación.  

Existen cinco líneas de investigación aunque sólo se conocen las que tienen como sospechoso a Pablo Parra y al misterioso joven del identikit. Ahora se conformó una brigada especial para investigar el crimen.  

La sociedad reclama la falta de justicia en los casos de femicidio y violencia de género, como también la complicidad y la impunidad con la que se manejaron las causas.  

Las familias, conviven con el dolor de la injusticia.  

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