El tribunal penal de Cipolletti aceptó el acuerdo que acercaron tanto la fiscalía como la querella y la defensa, y condenó a Gastón Chávez por el homicidio de Cristofer “Kito” Espinoza a una pena de 11 años y 6 meses de prisión. Como las partes renunciaron a los plazos de apelación, el plazo comenzará a cumplirse a partir de hoy.

Los jueces Guillermo Merlo, Julio Sueldo y Guillermo Baquero Lezcano, convalidaron un acuerdo que se acercó a partir de la confesión de Chávez y su aceptación de llegar a un juicio abreviado. Hace dos semanas, el imputado había sido juzgado por el hecho y asumido la responsabilidad del homicidio. En la audiencia de cesura terminó por cerrarse la condena.

El hecho se produjo el 29 de septiembre del año pasado en el asentamiento Los Sauces, ubicado en el noreste de Cipolletti. Según los relatos de los diferentes testigos, Chávez, Gabriel Cárdenas (imputado como partícipe necesario), y un grupo de adolescentes del barrio habían tenido un encontronazo con Espinoza durante la mañana. Chávez y Cárdenas, no conformes con el resultado de la trifulca, regresaron por la tarde y esperaron que “Kito” saliera de la casa de sus padres. En la calle, la emprendieron a los tiros: Chávez era el tirador, con una pistola 9 mm, y Cárdenas, al tiempo que lo instigaba le señalaba la posición de la víctima, que trataba de ocultarse entre un neumático de camión y unos pastizales.

El fiscal Martín Pezzetta explicó que la pena solicitada se encuentra en una gradualidad que busca llegar a la mejor justicia para todos. Por un lado, se aleja del mínimo (10 años y 8 meses), porque considera como agravante el uso de un arma de guerra, la actitud patotera del grupo y el ataque grupal. Pero como atenuantes, mencionó la juventud y la falta de antecedentes de Chávez.

A su turno, el abogado de la querella, Carlos Caroselli, explicó que ninguna condena podría reparar el dolor de los padres, “a quienes he visto sufrir por la muerte de su hijo” y a quienes “seguramente que les va a parecer poco”. No obstante, acompañó el pedido del fiscal.

El defensor particular Javier Pino Muñoz, en tanto, sumó otras dos circunstancias como atenuantes para sus defendidos: su presentación espontánea ante la justicia y su confesión, aceptando su responsabilidad, el juicio abreviado y el monto de la pena. También mencionó que durante estos meses de encierro tuvo tiempo para reflexionar en la necesidad de cambiar el rumbo de su vida.

Un dato que llamó la atención fue la presencia de Carlos Vila, abogado de Cárdenas, quien se excusó afirmando que su objetivo pasaba por controlar que no se perjudicara a su cliente. En el cierre, Chávez volvió a pedir disculpas a la familia. “Me hago cargo del hecho que cometí y acepto la pena”, dijo.