¿Una fantasía o un delirio? Ninguna de las dos cosas; solo la demostración de que cuando existe motivación y espíritu de superación, se pueden dar los pasos para cumplir un sueño. Como el caso de estos cuatro estudiantes rionegrinos que se propusieron desarrollar un nano satélite (del tamaño de una lata de gaseosa), que se instale en una órbita a 300 metros de altura y permita prevenir los riesgos de incendios forestales. Nada menos. Y lo bautizaron con el nombre del ídolo y capitán de la selección argentina. Messi ayudará también desde la troposfera.

Los adolescentes son Francisco González (encargado de la programación de la estación terrestre); Luka Hugon (programación del satélite); Tiziana Bouzon (difusión y marketing), y Valentina Sario (diseño del proyecto). Los cuatro estudian en el CET° 30, de Cipolletti, el único colegio de la provincia que entrega el título de Técnico en Programación. Hoy, a demanda completa: 630 estudiantes que asisten en tres turnos.

“Nos encontramos realizando la construcción del prototipo cansat y realizando diversas pruebas para perfeccionar nuestro trabajo para luego no tener errores ¡Síguenos en nuestras redes para ver nuestros avances!”, anuncian desde la página web que crearon para mantener informada a la comunidad: http://cansatmessi.francis.ar/

La iniciativa arrancó a partir del impulso de una de las estudiantes que primero conformó el grupo con otros compañeros de cuarto y quinto año; y después motivaron a la docente Mirta Urrutia. Ellos explicaron que Cansat “es una iniciativa internacional, impulsada por varias agencias espaciales del mundo, entre ellas: la NASA (EEUU) y la ESA (Europa), que propone a estudiantes construir una carga útil, cuyo tamaño no supere al de una lata de gaseosa, y lanzarla en un cohete hasta una altitud aproximada de un kilómetro. De allí, el término CAN (lata) y SAT (satélite), por sus siglas en inglés. CANSAT Argentina se propone reproducir a escala todo el proceso por el cual se diseña, construye, prueba, lanza y opera un satélite”.

Este desafío habitualmente se realizaba para estudiantes de nivel universitario y este año, por primera vez, abarcó también a los colegios de nivel medio. Los chicos recogieron el guante y decidieron presentarse. Pasaron por las primeras etapas de la propuesta, de capacitación y elaboración del proyecto. De los 900 trabajos que se enviaron, los estudiantes recibieron una mención de honor pero no accedieron a la línea de financiamiento. “Fuimos los únicos de Río Negro y Neuquén que alcanzamos esa instancia y nos dijimos, tenemos que avanzar”, destacaron. Y así fue como consiguieron financiamiento de la municipalidad de Cipolletti y del ministerio de Educación para obtener los 70.000 pesos que demandará materializar la iniciativa. Lo más caro: la cámara infrarroja y los sensores que deberán ir monitoreando la situación en la tierra.

El nano satélite deberá obtener y trasmitir datos de presión, humedad y temperatura de la superficie una vez por segundo. Y el segundo objetivo es detectar zonas muy secas, advirtiendo los sectores con mayor probabilidad de sufrir incendios durante el verano.

Los chicos explicaron que si en el ambiente hay poca humedad y mucha intensidad de rayos UV, es más probable que en ese sector ocurran incendios. Para lograr esto, se deberá censar humedad y rayos UV al menos una vez cada 3 segundos y transmitir esa información a la estación terrena con una telemetría de los datos. También se deberá tomar fotografías infrarrojas para poder calcular posteriormente el índice NDVI, que detecta vegetación seca.

El director del CET 30, Jorge Benítez, destacó que el colegio empezó a funcionar en 2014, como una alternativa para adaptar la oferta educativa a las nuevas demandas sociales. Sobre la base de un CEM que se iba quedando sin matrícula, apareció la tecnicatura en programación. “

Los egresados están formados para “el diseño, creación y desarrollo de software. Y también para el mantenimiento, capacitación y uso de ese sofware. Sale capacitado para desarrollar sistemas informáticos mediante lenguaje de programación”, destacó Benítez. Ya con dos promociones a cuesta, la institución se va consolidando: “al principio el temor era conseguir docente para algunas materias de taller, muy específicas. Hoy, podemos decir que tenemos todos los cargos docentes y una muy buena aceptación entre los estudiantes”, comentó.

Los chicos que llegan al establecimiento del barrio Don Bosco “llegan tanto de las escuelas privadas como de los barrios más alejados. Somos el único colegio que tiene especialidad en la provincia y atrae bastante a los adolescentes” resaltó.

Añadió que mantener la modalidad es “un desafío muy grande” a nivel docente porque “los cambios de tecnología son muy rápidos. Tecnologías herramientas que usan para le desarrollo de software. Y en esas herramientas intervienen los lenguajes, que también van cambiando. La escuela intenta agiornarse a los que estudiantes van a necesitar”.