La bajante histórica de los ríos Limay y Neuquén tiene su impacto directo en la región, donde el Negro, formado de la unión de los dos primeros en la Confluencia cipoleña, ha comenzado a dejar al descubierto islas, por la notable bajante.

En Roca, el denominado brazo verde ubicada en la margen norte del río Negro en Paso Córdoba, se ha retirado varios metros de la orilla, y en algunos sectores se puede cruzar caminando hacia el río grande. 

Esta bajante histórica comenzó a sentirse hace varios meses pero en las últimas semanas afecta considerablemente las cuencas regionales.

Con la declaración de emergencia hidríca en plena vigencia, en algunas ciudades como Neuquén capital, se han visto obligados a la realización de obras de urgencia sobre el Limay para poder captar agua y abastecer a algunos sectores.

El Limay lleva más de 15 años de sequía respecto de sus caudales históricos, mientras que el Neuquén transita unos 13 años en la misma situación. Todo esto afecta los embalses como Piedra del Águila, que se encuentra 16 metros cúbicos abajo y El Chocón, unos 10 bajo su promedio

El secretario de Gestión Ambiental de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), Héctor Labollita, explicó hace unas semanas que los caudales que hoy pasan por los ríos aguas abajo de los embalses son los mismos a los que ingresan al sistema. “El panorama es similar antes de la entrada a Piedra del Águila. La suma del Limay y el Collón Cura dan unos 170 m3/segundo. Y en Cerros Colorados, en el Neuquén, ingresaban otros 30 m3. Son caudales mínimos y es lo que tendríamos en el Negro en forma natural”, precisó