Las lluvias y nevadas que se producirán este fin de semana no van a modificar un cuadro más que preocupante: tras 14 años de sequía, los lagos, embalses y ríos de la región están en sus mínimos históricos. Y a modo de ejemplo: entre miércoles y jueves cayeron 90 mm de lluvia en algunos sectores de la cordillera, pero el nivel de los cauces no se modificó. Todo lo caído fue absorbido por la superficie reseca.

El representante por Neuquén en la Autoridad de Cuencas, Elías Alberto Sapag, precisó que una vez terminado el ciclo del riego en el Alto Valle, se reducirán más las erogaciones. En estos momentos, el río Negro a la altura de General Roca tiene un caudal aproximado de 400 m3/segundo. La semana que viene, disminuirá a la mitad: pasará a 200 m3/segundo. Se explica por el “cierre” de las represas de Chocón y Arroyito, que limitarán el caudal del Limay a 170 m3; y la presa ubicada en El Chañar dejará pasar apenas 30 m3 por el Neuquén.

Con este duro presente, lejos quedan las polémicas sobre caudales mínimos y máximos que podían conducir los ríos para no afectar a la población. En los años ’90, se había establecido un volumen para el Negro de entre 500 y 1.200 m3/seg. Nadie imaginaba una realidad como la actual.

“Es un cuadro preocupante y tenemos que tomar medidas para concientizar a la población”, aseveró Fernando Frasetto, uno de los pronosticadores de la AIC. En Santiago de Chile ya empezaron a racionar la distribución domiciliaria; en San Juan y Mendoza están trabajando a cuenta de las reservas subterráneas y Neuquén ya desarrolla la búsqueda de nuevos depósitos para poder abastecer a los parajes cordilleranos.

Una consideración a tener en cuenta es que la realidad de los ríos “no es la que vemos cuando nos apostamos en un balneario de la región a contemplar la naturaleza. Eso que vemos es mucho del ahorro que se hizo en las represas”, comentó un funcionario de la AIC. La realidad es la que se vive aguas arriba de ese sistema de presas y embalses.

El Neuquén, antes del Complejo Cerros Colorados, lleva 30 m3. El Limay, apenas llega a 64 m3. “Imaginen el río en el puente de Paso Córdoba. Hoy pasan casi 400 m3 y vemos sectores que antes eran cauce que se están convirtiendo en islotes. Si no estuviesen las represas, tendríamos 94 m3”, describió un técnico. Menos del 25 % de lo que vemos hoy.

El Colorado, la otra cuenca importante de la provincia, también presenta un panorama desolador. Antes de la represa Casa de Piedra, el río conduce 20 m3/segundo.

Una golondrina no hace verano

El refrán popular nos alentaba a no dejarnos llevar por el optimismo al primer síntoma positivo. Y en el caso del clima, debe aplicarse al pie de la letra. Los técnicos de la Autoridad de Cuenta destacan que estas lluvias y nevadas que se están dando en cordillera todavía son insuficientes para determinar una mejora en las perspectivas generales de la cuenca. “Es muy temprano para definirlo. Por ahora, es un frente. Un pulso. Y no estamos en condiciones de saber qué va a suceder más adelante”, sostuvo Frasetto.

Por eso, consideró que lo más conveniente es definir una política de ahorro del agua muy consecuente. Y limitar aquellos usos innecesarios. Recién a fines de mayo, primera quincena de junio se sabrá si estas lluvias de otoño “son el inicio de un cambio de ciclo, o la continuidad del año anterior”, puntualizó el meteorólogo. Porque recordó que “el año pasado comenzó igual y después no tuvimos más precipitaciones hasta mediados de agosto”.