OTRA TARDE DE VIOLENCIA EN LA VISERA DE CEMENTO

| 28/03/2022

La barra brava de Cipo apretó a sus jugadores y les robó pertenencias

La barra brava de Cipo apretó a sus jugadores y les robó pertenencias

Una tarde de mucha tensión y violencia se vivió ayer en la cancha de Cipolletti, al finalizar el encuentro del local con el equipo sanjuanino de Peñarol. Se trataba de la primera fecha del torneo Federal A, el regreso de la actividad en la tercera categoría del fútbol argentino después de una pausa demasiado extensa. Y, lamentablemente, fue también la vuelta de la barbarie y el apriete. Un grupo de exaltados se metió en el vestuario local, tuvo palabras de presión con los jugadores y hacia el final se apoderaron de indumentaria deportiva. Hubo empujones, gritos, amenazas y un final no querido por nadie. Los violentos se retiraron por sus propios medios, cuando la policía empezaba a formar un dispositivo de seguridad.

El partido había trascurrido con varias emociones y muchas imprecisiones desde las dos partes; lógicas para un partido inaugural. Y con un marco de público difícil de empardar en otros lugares. Que la hinchada de Cipolletti es seguidora, no es novedad. Que hay un sector de la barra brava que aparece descontrolada y sin códigos, también.

Fueron sólo unos pocos minutos. Tras el pitazo final del árbitro, el público comenzó a dispersarse por las calles laterales y la policía cambió el esquema de seguridad que aplica durante los partidos. Salió del estadio y se ubicó en las inmediaciones como factor de disuasión. Adentro, se apuraron también en abrir el portón que da hacia las tribunas populares. Algo habitual, explicaron diversas fuentes: lo hacen para que los hinchas puedan retirar las bandeas que colgaron en el alambrado olímpico.

Pero los jugadores todavía estaban en el vestuario. Algunos realizaban tareas regenerativas en el campo. Y un grupo de 10 hinchas se desprendió del resto y encaró directamente hacia los deportistas, se coló en la privacidad del vestuario y empezaron los gritos y los insultos. Supuestamente, les pedían “más actitud” y “más huevos” porque de locales “no podemos empezar perdiendo puntos”. Uno de los “históricos” de Cipolletti, Manolo Berra, y el capitán, Brian Meza, quienes intentaron un diálogo con los barras. Después se sumaron el técnico Germán Alecha y su ayudante, Bruno Gorer. También dos ex jugadores que tuvieron momentos de mucha trascendencia vistiendo la albinegra.

Minutos después la policía fue advertida de esa situación y regresó para poner límites; fue en ese momento que el grupo empezó a retirarse llevándose, de paso, algunos paquetes de ropa deportiva.

Los protagonistas de esta historia se hacen llamar “Los innombrables”, un desprendimiento de la antigua y tradicional “Banda del Tigre”, que pelea por un lugar de protagonismo entre la barra brava y el manejo de algunos beneficios económicos (desde las cantinas a la venta de souvenires y distintivos). Y no es la primera ve que son noticia por este tipo de conducta: en la primera final de la Liga Confluencia, en la cancha de Pillmatún. Allí, los desbordados cometieron todo tipo de incidentes y sobre el final se robaron una bandera del equipo local y dos pelotas de fútbol.

También hubo un partido

Antes de este episodio hubo un partido de fútbol. Cipolletti, con muchas caras nuevas, recibió a Peñarol de San Juan. Difícil parada para los locales después de la gran temporada anterior: nuevo técnico (Germán Alecha), y un equipo con poco rodaje. En la cancha, los albinegros intentaron ser protagonistas, controlaron gran parte del juego pero pagó caro su ineficacia ofensiva y un descuido defensivo. Para colmo, cuando ya se jugaba tiempo de descuento Diego Bielkiewicz falló un tiro penal. El 1 a 1 final tuvo gusto a poco, de acuerdo a lo visto durante los 90 minutos.

 

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