Es muy común que algunas personas tengan el hábito de hacer “sonar” sus articulaciones. Circulan numerosas versiones acerca de si es una acción inofensiva o que puede tener consecuencias para la salud, pero, ¿cuál es verdadera? ¿Es peligroso hacerlo?

A medida que usamos las manos durante el día y los músculos se tensan, las articulaciones también terminan sintiéndose rígidas y necesitamos relajarlas. Quienes se truenan las manos o el cuello aseguran que se sienten mejor luego de hacerlo. Están más relajadas o menos tensas después del “ruido”. Este alivio es temporal y normalmente lo repiten cuando los efectos desaparecen, aproximadamente después de 20 minutos.

Donald Unger, premio Nobel de Medicina, realizó una investigación sobre este tema. Lo tituló “¿Tronarse los nudillos lleva a la artritis de los dedos?”, y fue publicado por Artritis and Rheumatism.

Explicó que “durante 50 años, el autor tronó los nudillos de su mano izquierda por lo menos dos veces al día, dejando los de la derecha como control. Así, los nudillos de la izquierda fueron tronados por lo menos 36.500 veces, mientras que los de la derecha fueron tronados rara o espontáneamente”.

Unger utilizó 50 años de su vida “para probar la precisión de su hipótesis”. Concluyó que “no había nada de artritis en ningún mano, sin diferencias aparentes entre las dos manos”. Es decir que no se encontraron signos de aumento de artritis en la mano izquierda, en comparación con la derecha. Así, determinó que no existe relación entre tronarse los dedos y la aparición de la artritis.

Quizás, el hecho de que se requiera una gran fuerza para separar nuestras articulaciones, que también produce un sonido de agrietamiento, puede ser muy útil al ayudar a la estabilidad articular. Por lo tanto, puede proporcionar protección contra el daño que puedan sufrir.