La muerte de Carlos Soria: Diez años de un suceso que cambió para siempre la política rionegrina

Hace exactamente 10 años una noticia escalofriante sacudía los cimientos políticos de la provincia y sumía a los rionegrinos en una gran incertidumbre: El flamante Gobernador Carlos Soria había sido asesinado. Una bomba cayó en suelo roquense ese día y la onda expansiva llegó en minutos al resto de la provincia y el país.
Eran tiempos de mensajes de texto y las redes sociales todavía no copaban la escena pública como ahora. Los teléfonos de políticos de todos los estratos ardían en la madrugada, las redacciones de diarios, medios digitales, estudios de radio y canales de televisión, se llenaron de trabajadores, algo inusual para un 1 de enero.
En las primeras horas de ese domingo fatídico se confirmó que (lejos de ser un accidente doméstico) su esposa Susana Freydoz había gatillado el revolver calibre 38 Smith & Wesson y ese disparo acabó con la vida del padre de sus cuatro hijos y con las esperanzas de miles de rionegrinos que apostaban todo al principal referente del peronismo provincial por esa época.
Especulaciones de todo tipo se oyeron y leyeron ese día, pero la escena criminal descripta por los hijos, nueras y yerno de Soria se fue confirmando poco a poco: Freydoz había matado a su marido. Una historia de violencia intrafamiliar, celos, infidelidades y amenazas, cruzaba esas vidas.
Los primeros datos en medio del desconcierto, el desconsuelo y la bronca indicaban que el crimen se produjo poco después del brindis de fin de año en el que Carlos Soria había sido el gran protagonista. El escenario fue la habitación matrimonial de la casa ubicada en la chacra familiar en Paso Córdoba. Cuando Freydoz le disparó a su esposo, sólo estaba su hija María Emilia, hoy intendenta de la ciudad, y su novio. Su hermano Martín, quien transitaba sus primeros días como intendente de la ciudad, ya se había retirado a su vivienda de la calle Viedma. También el menor de los hijos de la pareja, Carlitos.
La noche había sido intensamente llena de peleas y acusaciones de Freydoz a Soria y constantes ninguneos del gobernador a su esposa, de acuerdo con todos los testimonios que tiempo después se escucharon en el juicio.
Apenas 21 días desde pasado desde la asunción del Gringo Soria, al frente del Ejecutivo provincial. Tres semanas que sirvieron para romper la hegemonía radical de 28 años en la provincia. Después de dos periodos al frente del Municipio roquense, Soria cumplía su gran sueño, muchísimas veces confesado y para el cual había trabajado toda la vida.
La fórmula con la que triunfó holgadamente en las elecciones de septiembre de 2011 llevaba a otro ex intendente del Valle, Alberto Weretilneck, para presidir la legislatura. El abogado roquense, ex titular de la SIDE de Eduardo Duhalde y diputado Nacional por Río Negro y por Buenos Aires, ganó con 162.883 votos. El candidato de la UCR, César Barbeito, obtuvo 120.105 sufragios. Ese fue sin dudas el ocaso de un domino marcado por el radicalismo que desde 1983 hasta diciembre de 2011 había tenido al frente del Ejecutivo a otros dos abogados roquenses en distintos periodos: El icónico Pablo Verani y Miguel Saiz. También al reginense Horacio Massaccesi y al barilochense Osvaldo Álvarez Guerrero.
El gringo y Weretilneck, por entonces intendente de Cipolletti, prometieron juntos cambiar Río Negro. Jamás imaginaron que menos de cuatro meses después del batacazo electoral, el hombre del apellido difícil debe asumir la Gobernación, tras el asesinato de Soria. En la Justicia el expediente no fue tratado como un magnicidio, una posibilidad penal para este tipo de hechos. El caso fue juzgado en el marco de una relación marital violenta, tampoco se tuvo en cuenta la violencia de género.
Pocas horas han pasado del crimen cuando Miguel Pichetto, Martín Soria y Weretilneck participaron de una reunión en la intendencia de Roca, y por teléfono la entonces presidenta Cristina Fernández le preguntó al por entonces jefe de la bancada de su partido en el senado qué indicaba la Constitución provincial en cuanto a la sucesión y puso énfasis en que había que preservar la institucionalidad.
La paz duró poco y la tormenta que generó el crimen no tardó en volverse un huracán dentro del gobierno. Se produjo un quiebre político sin precedentes y el sorismo más puro quitó su respaldo al ex intendente de Cipolletti. Weretilneck juró como Gobernador el 3 de enero con Carlos Peralta, el gran compañero del Gringo, como Vice, en medio de amenazas de renuncia de gran parte del gabinete, las que en su mayoría se cumplieron con el correr de los meses.
Ese mismo día también apareció en Los Antigüos en Santa Cruz el intendente de Catriel Carlos Jhonston, quien desapareció pocas horas después del crimen de Soria. Su familia denunció el hecho. Por supuesto que la coincidencia en día y horario con el crimen de Soria hizo que más de un trasnochado vinculase los hechos. El jefe comunal, hoy diputado provincial, pidió disculpas, dijo que atravesaba un cuadro de "ansiedad" y volvió a su cargo como si nada.
A nivel provincial, en ese escenario, acusado de traición, Weretilneck debe construir liderazgo en una provincia devastada. Una de sus primeras medidas fue derogar la ley de Disponibilidad, una de las pocas acciones que alcanzó a realizar Soria en su corto mandato y que dejaba a 20.000 trabajadores en condiciones de perder sus empleos en el Estado.
A nivel macro, la por entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el senador Miguel Pichetto, quien en ese momento aún estaba alineado a esa facción que abandonaría años después para irse con el Macrismo, fijaron postura y respaldaron a Weretilneck, histórico militante del Frente Grande .
Quien también se quedó al lado del nuevo líder, fue el ex secretario de Hacienda del Municipio de Roca y designado Ministro de Economía de la provincia, Alejandro Palmieri. También al contador roquense le cayó la vara acusadora del sorismo, que no tardó en tratarlo de traidor por quedarse en el gobierno de Weretilneck.
La situación ya estaba en un callejón sin salida. Se produjo la ruptura definitiva entre Weretilneck y Martín Soria y por añadidura con todos los que respondían fielmente a él. Esa fue la semilla para el nacimiento de Juntos Somos Río Negro, partido que le dio la reelección a Weretilneck el 14 de junio de 2015, obteniendo incluso más votos (32.679) que los logrados por Soria. El "albertismo" se impuso con 195.562 votos, Pichetto, quien trató de disputarle la gobernación, hizo una elección similar a la de Barbeito en 2011 logrando 123.772 y Magdalena Odarda apenas 37.019 con el Frente Progresista.
En tanto, Freydoz debió enfrentar un juicio oral y público, del que participó en todas las audiencias con la cabeza gacha y un rosario en la mano, acompañada de María Emilia Soria y una acompañante terapéutica. En la misma postura escuchó el relato de sus hijos, nueras, y amigas que respetaron la estrategia de la defensa en torno al consumo excesivo de alcohol y psicofármacos. También a los peritos psiquiátricos que confirmaron que tenía noción de tiempo y espacio al momento de disparar y que era imputable por el crimen. Los jueces Carlos Gauna Kroeger y Fernando Sánchez Freytes coincidieron en su fallo que debían tener un atenuante en la pena por la situación de desequilibrio emocional en la que se esforzaban, en tanto que la única mujer del Tribunal, María Evelina García, votó por la pena máxima pero perdió en minoría.
Actualmente, después de pasar por la cárcel de Ezeiza, fue beneficiada prisión domiciliaria, que cumple en la casa de su hermana en Neuquén. Desde hace algunos meses está en condiciones de tener salidas transitorias, pero aún no fue solicitada. El agotamiento de la pena está previsto para el 27 de enero de 2030, al computarse los 16 meses de reducción que le caben por buena conducta y los distintos cursos y estudios realizados en prisión.