16/07/2020

La cuarentena los encontró en la provincia con su circo y venden pollos para sobrevivir

Foto Infobae

La cuarentena decretada por el gobierno nacional ante el avance del Covid, encontró a Daniel y toda su familia, instalados con su circo en nuestra provincia, más precisamente en Cipolletti. En ese momento, mediados de marzo, estaban en una gira que los llevaba a recorrer todo el país, pero que abruptamente los dejó varados en la provincia, sin poder realizar sus shows de cada día y por ende sin ingreso de dinero.

Pero la gran familia que integra ese circo, ante la circunstancia difícil, diversificó por un tiempo su actividad, y hace un tiempo que se dedican a cocinar pollos para vender y así, subsistir.

El grupo de artistas se las ingenia para vivir, mientras los autorizan nuevamente a levantar la carpa.

“Somos nueve familias que quedamos varadas desde marzo. Cuando llegamos a Cipolletti pudimos dar dos shows, uno fue con menos gente porque para ese momento ya se limitaba la capacidad y de repente se ordenó la cuarentena y quedamos atrapados en el predio, sin saber qué hacer”, relató Daniel en diálogo con el medio Infobae, que hoy publicó una extensa nota.

La falta de ingresos por la venta de entradas golpeó de lleno su actividad y no les quedó otra que palear la situación con lo primero que tuvieron a mano. fue así que se dedicaron a vender comida. Primero fueron churros, después repartieron pochoclos hasta que finalmente, en la entrada del circo, instalaron un asador en el que cocinan pollos para vender. Los acompañan con papas fritas o con ensalada. Muchos de sus clientes se acercan a comprar, mientras a que otros se los llevan hasta la casa, refiere el medio.

“Hacemos delivery, vendemos lo que podemos y todos los días. Nos permite ganar algo de dinero para las cosas diarias de higiene, comida y por ejemplo pagar el teléfono, que es algo muy importante en este tiempo. No es lo único que vendemos. La familia de los enanos, que son también los payasos, venden churros. Ellos salen y los venden. Acá cada uno se la rebusca como puede”, dijo Daniel.

Llegaron a Cipolletti en marzo con la idea de quedarse cuatro fines de semana. Para eso alquilaron un predio privado por un valor de 100.000 pesos pero cuando comenzó la cuarentena se vieron obligados a negociar con el dueño. “Hablamos y nos permitió quedarnos sin pagar el alquiler. En cuanto a los vecinos sólo tenemos palabras de agradecimiento. Nos dieron de comer y ahora, cada vez que pueden, nos compran comida. Al principio vendíamos un montón pero en las últimas semana han caído las ventas, pero igual nos alcanza”, dijo el joven de 31 años, quien pese a la incertidumbre del sector de espectáculo por el virus, se muestra con un optimismo notable.

Al lado de la carpa del Circo están instalados los trailers en los que vive cada una de las familias del circo. Daniel lo hace junto a su esposa Stefanía, que dentro del espectáculo es una de las trapecistas y hace un número con anillos. En un costado está instalado el remolque en el que está su papá, un hombre de 70 años que ya está retirado del espectáculo y se dedica a controlar la boletería, y su mamá, quien maneja el buffet dentro del circo. “Nunca vivimos algo así, sólo en 2009 con la gripe A, pero que ni siquiera hubo cuarentena”, comentó.

Cada una de las familias tiene su propio trailer. Algunos cobran el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), otros como el propio Daniel no puede acceder a esa ayuda porque es un monotribustista clase C. Por eso es que acostumbrado a “remar”, se dedicó a vender comida con algunos de sus compañeros. “La parrilla la manejo yo o mi papá. Hay días en que vendemos. Los fines de semana son los días que más vendemos. En una buena semana si llegamos a vender 60 pollos está bien. Con eso nos mantenemos. A veces se puede y a veces no. Dependemos también de que la gente se acerque y de que tengan plata”, comentó Molina, siempre entre risas.

La necesidad fue tal, que sus sobrinos -dos gemelos de 11 años- decidieron vender pancitos que cocina su abuela en un semáforo. Y les va muy bien. “No empezaron a hacerlo porque se los pedimos o porque era que lo necesitaban. Les gusta hacerlo y se divierten”, señaló.

El arreglo que hicieron con el dueño del predio es que se irán apenas puedan volver dar un espectáculo y juntar el dinero para el combustible. Son trece casillas, varios remolques y una importante logística la necesaria para movilizarse. “Sólo en combustible se nos van unos 50.000 pesos. Por eso apenas nos autoricen y juntemos el dinero, nos vamos y seguiremos camino”, adelantó el director del circo. Con entradas que oscilan entre los 200 y los 400 pesos, Daniel espera poder contar con la habilitación dentro de poco y comenzar a trabajar.

Hace dos semanas la ciudad de Cipolletti habilitó un gran número de actividades, como los restaurantes y comercios, lo que le hace creer a los artistas del circo que dentro de muy poco podrán retomar sus shows.

Daniel nació y se crió en el circo. Es cuarta generación de artistas de su familia. Antes trabajó en un circo australiano hasta que pudo armar su propia compañía. Si bien es oriundo de la ciudad cordobesa de Cruz del Eje, deja en claro que no tiene un lugar fijo. De hecho su hermana y su mamá son de Jujuy, lo que da cuenta de la vida errante a la que están acostumbrados en su familia. Van de un lado para el otro.

"Somos como un pequeño barrio móvil. Acá hay gente de muchos lugares. Hay colombianos, brasileños y gente de varias partes del país. Invertimos todo en este espectáculo. Nos quedamos sin nada y por eso tuvimos que vender comida. Planificas un mes y de repente perdiste todo. Nuestras esperanza es trabajar el mes próximo”, finalizó Daniel. (ANR)

 

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