En 2013, el espía ruso Ludwig Gisch estuvo en Viedma. Llegó a la capital rionegrina, se presentó en un estudio de abogados de la capital rionegrina, para llevar adelante un pedido especial. Algo curioso, por cierto. Claro, en ese momento no se sabía cuál era su intención (ahora tampoco está muy claro). A simple vista, una persona que llegó desde Namibia a Buenos Aires como lo hacen otros tantos otros extranjeros.

Según informó Infobae, Gisch había llegado años antes a Argentina. En ese periodo logró asentarse, sacar un DNI nacional y registró domicilio en la avenida Callao, en Capital Federal. Pero no solo eso: también se dio el alta en la AFIP, primero como monotributista y luego como responsable inscripto en el rubro informática. Hasta sacó una tarjeta de crédito en un banco local.

Incluso, ese año fue papá y su primer hijo, claro, nació en Buenos Aires. Todos detalles que a nadie hizo pensar de sus dobles intenciones, si es que las tuvo. Nada de ocultarse y caminar bajo las sombras, sino mostrando las cartas, con su nombre en el sistema financiero. En definitiva, un argentino más.

Ahora, diez años después de su incursión por estas latitudes, lo arrestaron en Eslovenia por ser un espía de elite al servicio de la Rusia de Vladimir Putin. Junto a él, también cayó María Rosa Mayer Munos, su pareja y la madre de sus dos hijos. Esto ocurrió en diciembre 2022, pero se conoció recién ahora. 

Retomando su paso por acá y ese pedido inusual nombrado y cuya información quedó pendiente, tiene que ver correspondencia que necesitaba recibir, pero que no podía llegar a su domicilio legal. Ante esto, y con un abanico amplio de provincias y ciudades, eligió Río Negro, eligió Viedma.

Dijo que necesitaba “una dirección para recibir correspondencia” y que estaba dispuesto a pagar a cambio de ese favor. Esa dirección, precisamente, fue el estudio de abogados. El nombre no viene al caso, ya que todo indica que los profesionales actuaron de buena fe –pese al curioso pedido-, sin saber qué había detrás de eso.

La fuente a la que accedió el medio mencionado comentó que les dijo a los abogados del estudio que “vivía en Viedma”. Además, que viajaba con frecuencia por la zona del Valle Medio, a Choele Choel. Les entregó a los abogados una dirección de email y les pidió que le avisaran cuando le llegara una carta ir a retirarla. “La correspondencia que llegaba no era abrumadora. no muchas cartas, principalmente de remitentes argentinos, nada del exterior”.

El arreglo fue cerrado un año después, en 2014. Gisch nunca más regresó al estudio. Incluso, en  2022 abandonó el país para instalarse en Alemania. La escala previa fue en Eslovenia, se cree, para operar un entorno de contrainteligencia. Allí fue atrapado, antes de irse a tierras alemanas. Sin embargo, la dirección del estudio quedó en registros oficiales: fue su domicilio fiscal alternativo declarado en la AFIP.

¿Qué hacía Gisch en Viedma, a más de 900 kilómetros de Buenos Aires, y para qué necesitaba un domicilio de correo allí, cuando él y su pareja ya tenían domicilio en Buenos Aires? Un verdadero misterio que todavía nadie puede responder.