Aurelio Valdebenito Cariman tenía 87 años y vivía solo en un inquilinato de la calle Miguel Muñoz al 1.600, de Cipolletti. El 29 de mayo del año pasado lo encontraron muerto de una forma atroz: lo habían atado a una silla con alambres; lo golpearon salvajemente y terminó muriendo de frío en una madrugada particularmente helada de ese otoño.

Por ese crimen está detenido Maximiliano Tarin, un hombre de 34 años que vivió en el mismo complejo de departamentos y que se marchó “debiendo quedarse”. Varios indicios llevaron a la investigación hacia este personaje y hoy, a punto de llegar a juicio, el abogado querellante sostiene: “las pruebas son abrumadoras”.

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En la casa de su novia se secuestraron algunos bienes que habían pertenecido a Valdebenito, como un televisor y una plancha. También se determinó que había estado vendiendo otros objetos robados al abuelo a través de la plataforma de Facebook.

El abogado querellante, Michel Rischman – representa a una sobrina de la víctima -, confió en que el cúmulo de pericias y pruebas reunidas va a permitir superar la audiencia de control de acusación y llegar rápidamente a juicio.

Pero Tarin fue detenido por otro delito que también espera el momento de elevación: las reiteradas extorsiones contra un comerciante de la ciudad. La historia comenzaba con una suma módica, de 25.000 pesos (también hace un poco más de un año). Luego vino un segundo reclamo, esta vez por 50.000 pesos.

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El delincuente se engolosinó y en una tercera oportunidad exigió a su víctima 200.000 pesos. Puesto contra la espada y la pared, el comerciante decidió asumir el riesgo: efectuó la denuncia y se planteó realizar una detención “en flagrancia”. Es decir, en el momento en que el chantajista cobraba el monto requerido.

El sitio elegido para la transacción fue la terminal de ómnibus de Cipolletti. Allí se montó el discreto operativo de vigilancia y control. Cuando Tarin recibió el monto que supuestamente le entregaban, llegó la policía. Su intento de escape fue rápidamente neutralizado.

Ahora enfrentará dos juicios. En uno de ellos, que seguramente será mediante un jurado popular, puede recibir una condena de prisión perpetua.