El episodio del cenicero que Susana Giménez le revoleó a Huberto Roviralta le trajo varios dolores de cabeza. Es por eso que al recordarlo, sus sensaciones no fueron las mejores. 

Un verano de 1998 la vida de Susana Giménez quedó marcada por un peculiar hecho en el cual una fuerte discusión con Huberto Roviralta desencadenó en un acto violento de la diva que le tiró con un cenicero. Hoy, 25 años después, volvió a hablar del asunto. 

Tras un viaje por Miami, Susana Giménez se topó con su esposo Huberto Roviralta y comenzaron a discutir. La pelea subió de tono y culminó con un cenicero revoleado de parte de ella que se estampó en la cara del ex polista. “Huberto me empujó, trató de agredirme y yo me defendí. Le tiré con un cenicero”, comentó en ese entonces. 

Algo avergonzada, contó cómo fueron los hechos: “Fue una discusión de cosas privadas, inherentes a un divorcio. La situación se me escapó de las manos. Fue humillante y vergonzante”.  

“Pero cualquiera de ustedes puede haber pasado una discusión violenta. Hace muchos años que trato de salvar mi pareja, trato de mejorar la convivencia… Y bueno, no se pudo”, se excusó en aquel entonces sobre los motivos que la habían llevado a eso. 

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Ahora, volvió a hablar del asunto. Es que apenas llegada a Buenos Aires y lista para el estreno de LOL Argentina, reality que conduce, le comentaron cuánto tiempo había pasado del recordado episodio del cenicero. “¿Ya? ¿25 años? La p… madre”, exclamó. 

Al mencionar este mítico momento en la farándula argentina, fue inevitable que el cronista de A la Tarde le consulte al respecto: “¿Qué recuerdos te da ese momento?”. A lo que ella respondió tajante: “Espantosos, ¿qué va a ser?”. 

Sin saber cómo habían resuelto todo, el periodista le indagó: “Pero terminó todo bien…”. En ese momento la cara de Susana se transformó y los gestos comenzaron a hablar por sí mismos. En ese momento disparó: “¿Qué bien? ¡Si le tuve que dar 10 palos!”.

Para coronar con la nota, y con este hecho del cual la diva volvió a hablar luego de tantos años y de los problemas que le trajo, preguntaron: “Si tenés que pensar en Roviralta, ¿qué se te viene a la cabeza?”. Susana no se tomó ni un segundo para pensar y apuntó nuevamente: “Mejor que no lo diga porque vamos en cana todos”.

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