29/12/2022

A 14 años del crimen de David Oliva: el inicio de una desigual pelea contra la mafia narco

A 14 años del crimen de David Oliva: el inicio de una desigual pelea contra la mafia narco

David Oliva estaba feliz. Empezaba a cumplir el sueño de su vida. Había viajado a Sarandí para hacer una prueba en Arsenal y estaba convocado para empezar los entrenamientos con la primera división a partir del 5 de enero. Para la Navidad de 2008, el plantel había sido licenciado y los deportistas disfrutaban de unos días de vacaciones. Así que se volvió a Cipolletti para estar con su familia.

Verano tórrido sobre el valle. Con el calor de una tarde en la que apenas los más jóvenes se atrevían a salir. David y su hermano menor salieron a dar una vuelta por la ciudad. Los expedientes policiales dirán que hubo algún incidente previo, algún altercado de jóvenes de sangre caliente. La versión familiar será más contundente: a David no le gustó que Pablo Montecino intentara encerrarlo con su moto y lo separó con la mano.

Me tocó, quemalo”, dicen que gritó (exigió), Montecino a su acompañante. Era Jonathan Porfiri, un habitual referente del grupo y sindicado durante el juicio como “un soldadito” dde la familia. De entre sus ropas sacó un arma y disparó. Lo alcanzó en el cuello. David se derrumbaba sobre la moto, en el sector de las 1.200 Viviendas. Su hermano, que venía en el asiento de atrás, intentó llegar al Hospital de Cipolletti. Y como pudo salió hacia el centro, sin recordar que hacía un tiempo ya que se había trasladado a la actual ubicación de Naciones Unidas.

David murió ese 29 de diciembre de 2008, pero a partir del dolor, la tristeza y la bronca, nació una “cruzada” de una familia de trabajadores de la ciudad contra uno de los clanes mafiosos más poderosos y mejor organizados de la región: los Montecino.

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Marcelino Oliva era el papá de David. Héctor Montecino, el de “Palito”. Se conocían desde siempre; desde los duros “picados” que se disputaban durante la adolescencia en el barrio Don Bosco. Pero mientras Marcelino siguió con su trabajo en la cooperativa CALF, Héctor se hizo un camino en el turbio ambiente de las mafias locales. Primero, con la compra y venta de autos; negocio que lo tuvo como protagonista de varias causas por comerciar vehículos de dudoso origen. Después, en el más rentable ambiente del narcotráfico.

El “clan Montecino” se expandió con rapidez por toda la región. Pronto se le conocerían sus contactos con elementos policiales y judiciales, especialmente la Federal. Sus tentáculos llegaron hasta la misma sede de la Cámara Federal roquense, y hasta la jefatura de una división que investigaba el tráfico desde Cipolletti.

Contra todo ese aparato se iba a enfrentar Oliva. El entonces intendente de Cipolletti, Alberto Weretilneck, se interiorizó del hecho y decidió acompañar a la familia. Fue también una lucha personal que se convirtió en una política para enfrentar al narcotráfico. Luego de un largo juicio, en el que hubo que probar una y mil veces los hechos, Palito Montecino y Jonathan Porfiri fueron condenados a 10 años y 8 meses de prisión.

“Ellos ya están libres, pero yo no tengo a mi hijo”, resopla con una mezcla de tristeza e indignación. “Hoy se cumplen 14 años de impunidad del caso de mi hijo David; digo impunidad porque a pesar de que hayan tenido condena, la sociedad que hubo entre los jueces y Pablo Montesino fue muy visible”, cuestionó Oliva desde su red de Facebook. “Jueces que solo lo visitaban el primer año para poder cobrar sus viáticos y el regalo que esta familia le hacía cuando volvían”, apuntó, criticando lo que para él eran condiciones excesivamente benignas de detención.

En su momento, solía remarcar: “no se sabe si están de vacaciones o si están detenidos por homicidio”.

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Hoy, su reflexión tiene el sabor amargo de la pérdida: “Que gran deuda tiene esta justicia con los ciudadanos de Cipolletti. Sin palabras; solo pensar que todavía no podemos ganar la batalla de la sociedad de la justicia y el poder del narco”.

Pero añadió: “a no bajar los brazos y seguir peleando para un Cipolletti mejor. Justicia para todos”.

Hay otras cosas que Oliva consiguió con su lucha irrenunciable: los dos culpables por el homicidio de su hijo terminaron condenados y en prisión, aunque al momento del hecho eran menores; el clan mafioso se vio expuesto públicamente por primera vez; su máximo referente, Héctor Montecino, terminó sus días en una cárcel, víctima de una enfermedad terminal; la sucesora, su hermana Ruth, alterna períodos en libertad con otros en prisión; se descubrió una parte del entramado que el dinero narco podía comprar.

A 14 años del asesinato del adolescente, seguramente que faltan muchas cosas para resolver. Pero fue el punto de partida para que se visibilizara la forma en que actúa esa mafia.

 

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