La Cámara Federal estableció hoy que Nicolás Gabriel Carrizo, uno de los imputados en la causa en la que se investiga el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner, debe continuar detenido.

Así, la Sala 1 de la Cámara confirmó la resolución por la que la jueza María Eugenia Capuchetti había rechazado excarcelar al joven, dueño de la máquina de hacer copitos. El jueves pasado ya se había rechazado un pedido similar, hecho por la defensa de Agustina Díaz, otra de las imputadas en este expediente.

Los camaristas Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi valoraron “la magnitud del hecho y la gravedad institucional que éste representa, teniendo en consideración que las actuaciones se hallan en una etapa de recolección de prueba que debe ser asegurada a los efectos de evitar cualquier posible entorpecimiento”.

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Por otro lado, el camarista Mariano Llorens resaltó que “aún restan realizar medidas de prueba -tales como peritajes de teléfonos, entrecruzamiento de llamados, etc.- todo lo cual permitiría terminar de esclarecer los hechos objeto de investigación, así como también develar la eventual participación de terceras personas en aquellos”.

Sobre el final de la audiencia, se le preguntó a Carrizo si quería decir algo. Él expresó: “Por favor, averigüen bien, yo hice muchas jodas. También le dije que la mamá de (Sergio) Orozco se había muerto y no se había muerto. Soy de hacer jodas muy pesadas, tengo humor negro. Pero le juro por mis dos hijos y mi padre, que falleció, que no tuve nada que ver. Me enteré por la tele con todos mis amigos. Me gustaría estar afuera y estoy acá en esta unidad penal”.

Carrizo es el jefe del grupo de los copitos con el que trabajaban Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel. Aunque inicialmente fue testigo de la investigación, desde hace dos semanas está detenido. La fiscalía entiende que pudo haber sido un partícipe necesario del intento de magnicidio.