31/12/2016

Susana Freydoz, entre el estudio y las artesanías

Está condenada a 18 años de prisión. Recién en el 2021 podrá comenzar a gozar de beneficios para salidas transitorias.

Lucho
Susana Freydoz, entre el estudio y las artesanías

Susana Freydoz pasa sus días en la cárcel de Ezeiza, en el área del Programa Interministerial de Salud Mental Argentina (Prisma). Con sus 65 años ya lleva computada una parte de la condena y recién podría comenzar a tener salodas transitorias a partir del año 2021.

Susana, quien era nutriconista aunque prácticamente nunca ejerció su profesión, está estudiando Sociología en una sede de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que funciona dentro del complejo de Ezeiza. Cursa el segundo año, y avanzar en la carrera le significará una reducción de pena.

En medio del estudio, Freydoz también se dedica a elaborar artesanías y mantiene contacto telefónico con sus hijos y sus nietos. También son frecuentes las visitas de sus familiares al pabellón donde se encuentra alojada.

Después de tres intentos de suicidio y de estar internada en una clínica, finalmente fue trasladada a Ezeiza, recuerda Martín Soria. “Creo que allí comenzó otra etapa. Ahora estudia Sociología y hace artesanías”, comenta el jefe comunal quien aclara que nunca pidió un beneficio para su madre. Y volvió a cuestionar a los jueces (“los mismos que mi viejo iba a echar a patadas”). "Lo único que faltó que dijeran era que alguno de sus hijos estuvo involucrado en el crimen”, recordó.

 

-¿Cómo se encuentra su mamá?

-Creo que al haber llegado a Ezeiza cambió. Empezó a tomar conciencia de lo que había hecho. Le empezó a hacer bien.

-¿Alguna vez volvió a hablar con ella sobre lo que sucedió?

-Ella siempre habló de la ‘macana’ que ocurrió. Es como que tiene un bloqueo. Muchas veces voy con mi hija y no da para hablar de estos temas.

-Cree que en algún momento podrá perdonarla por lo que hizo?

- Creo que llevarle a mis hijas para que las vea, es una forma de perdonar. Es lo que nos hace humanos y nos diferencia de las bestias. Desde el momento en que la visitás estás sanando un dolor y nunca dejé de visitarla.

No puedo perdonar la pérdida de mi viejo pero sí puedo perdonarla a ella. Es mi mamá, es la abuela de mis hijas.

 

Por Luis Leiva

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