Carta de lectores

| 18/12/2016

"Parece ser que la violencia está naturalizada dentro de la Justicia"

Elena Paulina Boggio, lectora y columnista de ANR nos escribe hoy sobre su lucha judicial. Y la vida tras una separación "violenta".

Lucho
Foto: Ilustrativa Archivo ANR

Jamás, si me lo hubieran dicho, hubiera creído que en este último año viviría una película de suspenso/terror/policial en mi vida. Mi asombro fue creciendo junto con mis conocimientos sobre términos jurídicos y mi gran decepción acerca de la “justicia”.

Cuando mi ex aún era mi marido y me amenazaba con sacarme a nuestras tres hijas, nuestro patrimonio y dejarme en la calle cuando yo le planteaba que nos separemos, por supuesto no le creía aunque si me daba miedo.

Una vez que hice mi proceso de sanar, de quitarme presiones sociales y familiares de mi espalda pude cortar con esa relación patológica de violencia, sobreponerme al miedo y enfrentar lo que viniera.

Lo que vino por parte de mi ex fue una ola de falsas denuncias penales, difamación y pedido de su parte para tener la custodia única de nuestras hijas, acompañado por supuesto de violencia económica. Lo que vino también fue el descreimiento y falta de apoyo por parte de la comunidad cristiana en la que ambos participábamos y por supuesto de los funcionarios de la “justicia”.

Sólo mis amigas más cercanas fueron mi sostén y apoyo incondicional para transitar este infierno.

En los años de matrimonio me dediqué a nuestras hijas, a la casa y a ser su apoyo para que él (mi exmarido) pudiera crecer en sus proyectos. Mi carrera siempre estuvo relegada a los proyectos familiares. Por supuesto ser ama de casa no cuenta al separarse, no hay salario ni remuneración alguna.

Hay que lidiar con todo y salir adelante a pesar de todo.

Sobreponerse a todo: reconocer que la relación con tu marido era violenta y no está bien que te maltrate, terminar un matrimonio, denunciar la violencia públicamente, defenderse constantemente de los ataques y difamaciones de tu ex con sus denuncias e intentos de arruinarte.

Y la justicia que solo mira y te cree una “despechada…”

Ya hace un año que hice en la Comisaría de Familia la denuncia por violencia a mi ex. Desde aquel día recibí de su parte ya 3 denuncias penales, difamaciones e insultos en cantidad delante de nuestras hijas. Con ese historial, aún así la jueza de familia sostiene una tenencia compartida provisoria con nuestras hijas (parece que no rigiera en esta ciudad la Ley de Violencia de Género)

Cuando a una persona violenta le quitan la persona sobre la que ejerce violencia, sigue con la más cercana… en este caso fue nuestra hija mayor… y tuvimos que pasar otro infierno de 5 meses pidiendo a la justicia que escuche a mi hija, con denuncia de ella hecha el 17 de agosto para que finalmente el 23 la escucharan y el 31 -en una audiencia- se pudiera sacar a nuestra hija mayor del régimen compartido!

Eso sí, para las otras hijas todo siguió igual. Todo me indicaba que no hay imparcialidad alguna y que mi ex marido es totalmente impune al sistema de justicia, que en este caso es su cómplice.

Comencé a vivir en carne propia el síndrome de alienación parental, de escuchar que nuestra hijita menor me insultara constantemente, en casa, en público, de ver los cambios en los comportamientos de nuestras hijas menores que siguieron con el régimen compartido.

El funcionario que teniendo la responsabilidad sobre la vida de otras personas, cuando le presentan informes clarísimos sobre el daño que reciben los menores y mira para otro lado, debería estar haciendo otra cosa y no ser magistrado.

Los informes terapéuticos acerca de mis hijas plantean a su señoría que las niñas sufren, que no es recomendable que sigan con este régimen hasta que su padre vaya a un psicólogo. Luego de estos informes nada sucedió.

Lo único que hace la justicia es dar vista: a la defensora de menores, a las partes; dar vista…como si la vida de otros seres fuera un juego de mesa, que se puede dejar congelado y retomarlo cuando te quede cómodo.

A este escenario agreguemos que mi ex además de ser violento está procesado y se le suma a su historial, que desde el 31 de agosto hasta la fecha incumplió 3 veces el régimen de comunicación, con el agravante que en la última se llevó a nuestras dos hijas más pequeñas sin mi permiso a 1200 km de distancia durante el fin de semana que debían estar conmigo. No las reintegro al domicilio y se las llevó.

Ley de violencia de género, delito, incumplimiento, informes lapidarios hacia él por parte de los terapeutas de mis hijas y aún así la jueza sostiene una tenencia compartida.

Parece ser que la violencia está naturalizada dentro de la justicia también, tanto como el machismo. ¿Cómo vamos a lograr que nuestros hijos puedan ser preservados en las separaciones violentas, en donde un padre es violento y manipula psicológicamente a sus hijos? ¿Cómo vamos a esperar que se haga justicia si la misma justicia no cumple la Ley de Violencia de Género?

Después la sociedad está preocupada por tanto delincuente infantil, por los niños que sufren abusos, violencia. Mis hijas sufren violencia psicológica y manipulación por parte de su padre y la justicia en lugar de protegerlas es su cómplice.

Yo tengo la posibilidad de denunciar, de escribir... ¿Y las mujeres que nada pueden hacer?

¿Qué sucede con los hijos de esas mujeres?

¿Por qué naturalizamos un sistema de justicia que no funciona?

¿A qué le tenemos miedo?

¿La justicia no está para protegernos?

¿Dónde está nuestra responsabilidad como ciudadanos de bien si permitimos que ante nuestras narices esto suceda a diario?

 

Elena Paulina Boggio

DNI: 24.392.848

Te puede interesar
Ultimas noticias