31/12/2016

Tristeza sin fin

El dolor tardó mucho tiempo en asimilarse en Roca. El sucesor de Carlos Soria, Alberto Weretilneck, también recordó a su "amigo".

Tristeza sin fin

Todo fue incertidumbre. Un caos de especulaciones que se fueron tejiendo con el paso de los minutos y con la noticia de que Carlos Soria, el gobernador, había sido asesinado.

Recuerdo que todo transcurrió rápidamente. Un mensaje a mi celular, y los pocos minutos la confirmación: “Soria está muerto. Estoy en la habitación. Esto es un desastre”, fueron las primeras palabras que recibí de una fuente policial esa madrugada.

Una y otra vez las confirmaciones llegaban desde el hospital, desde los celulares de sus allegados y de su entorno.

“Sólo decime si es verdad”, fue la frase de un joven dirigente peronista que esa madrugada marcó mi teléfono.

Recuerdo que fui uno de los primeros periodistas en llegar a la chacra de Paso Córdoba. El sol comenzaba a asomar en una ciudad que nada sabía.

Mientras en el hospital ya se había confirmado su muerte, sobre la Ruta Provincial 6 se divisaban dos columnas bien claras de personas que marchaban rumbo al sur.

Una era de los dirigentes políticos, de Weretilneck, de Pichetto, de los legisladores y amigos que con el rostro desencajado intentaban buscar explicaciones.

La otra columna era de vecinos que con un sonrisa y todo su equipaje, circulaban en dirección a la zona del río Negro, a festejar el año que recién comenzaba.

Se me viene la imagen una camioneta roja. Al observar tanta gente, el hombre detuvo la marcha y preguntó qué había sucedido.

“Los mataron a Soria”, respondí.

El hombre lanzó una leve sonrisa. Luego me miró fijo a los ojos y preguntó si era un chiste.

Ya nada iba a ser lo mismo ni para él ni para miles de roquenses y rionegrinos que no podían creer lo que pasaba.

La sensación de frustración se vivió por semanas. No había otro tema de conversación.

En la verdulería, en el mercado del barrio y en la peluquería. Todo era desazón y tristeza.

A partir de ese momento, ya nada sería igual.



Weretilneck: “Perdí a un amigo”

El gobernador Alberto Weretilneck también recordó a Soria. “Perdí a un amigo y a un hombre que ayudó a llegar donde estoy hoy”, recordó el mandatario provincial al recordar esos momentos difíciles cuando esa madrugada le tocó transitar por la Ruta 22 los momentos “más difíciles”.

-¿Una imagen?

-Cuando me despertó quien en ese momento era el secretario de Seguridad, César Chao Monzón. Fueron momento durísimos primero porque uno piensa en la persona y en las circunstancias. Recuerdo esos 40 kilómetros que mi cabeza no paraba de pensar.

¿Alguna sensación con la familia Soria hoy?

Sólo comprender el dolor de ellos. La pérdida del Gringo y la tragedia de la familia. Fundamentalmente la comprensión ante tanto dolor.

 

Por Luis Leiva

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