21/09/2016

Le cobró por darle un cargo de portera y como no podía pagar, le ofreció un prestamista y sexo

Testigos dijeron que el exfuncionario radical de Educación, Pablo Quintreman, les cobraba por darles un cargo en una escuela, También apuntaron contra su hermana, Miriam, quien supuestamente coordinaba las acciones. Están acusados de extorsión.

Pablo Quintreman (izquierda(, el abogado Jorge Crespo (centro) y Mirriam Quintreman (derecha) en la audiencia de esta mañana. (Foto Luis Leiva)

Sólo se sentaron, hablaron y recordaron lo que habían vivido hace cinco años atrás, cuando tuvieron que dejarle un porcentaje de su propio sueldo a funcionarios de Educación quienes les permitían acceder a un cargo de portero de una escuela pública de Roca.

La mayoría de los testigos que hoy pasaron frente a los integrantes de la Cámara Segunda del Crimen apuntaron a Pablo Quintreman, un dirigente radical y exfuncionario de la Delegación de Educación de la gestión de Miguel Saiz, a quien responsabilizaron como uno de los que los esperaba “en la puerta del banco” para cobrar al menos la mitad de los magros salarios que percibían los ingresantes a la tarea No Docente.

En la segunda jornada del juicio oral y público, también apuntaron -aunque en un segundo plano- contra Miriam Quintreman -hermana de Pablo- como la funcionaria que coordinaba la designación de los trabajadores aunque ninguno de los testimonios la vinculó al cobro directo del dinero.

Fernanda Verdugue es una mujer joven. Muy segura, se sentó frente al tribunal integrado por Gastón Martín (presidente) y María Evelina García Balduini y Oscar Gatti (vocales). Tal vez fue el testimonio más impactante porque contó que por eso días no tenía para pagar la luz, ni el gas, ni el alquiler. Y que le habían robado una moto que tenía que seguir pagando.

Su única esperanza era ingresar como portera y percibir un sueldo. Le dijeron que iba a conseguir el trabajo pero que tenía que pagar 500 pesos por mes. “En total debía pagar 4.000”, dijo la mujer entre lágrimas al tribunal.

Vivía una situación tan asfixiante que un día que Quintreman la llamó por teléfono para cobrarle, le dijo que no le podía pagar más esa cifra. “Te puedo conseguir alguien que te preste dinero”, le habría dicho el funcionario cuando se la cruzó un día en las oficinas de la Delegación, donde el dirigente de la UCR dempeñaba un papel en la Junta Médica.

La mujer se negó. Inmediatamente salió la otra propuesta: “si querés lo podemos arreglar de otra forma”, comentó Fernanda quie aseguró que en ese momento el hombre le guiñaba uno ojo. La mujer interpretó que la propuesta apuntaba a un ofrecimiento sexual, al cual también se negó.

Como si eso fuera poco, un día la convocaron a una movilización para apoyar a Miriam Quintreman, quien por ese entonces era acusada de “cobrar” a los porteros que ingresaban al sistema. Cuando asistió a la manifestación, se enteró del motivo y se rehusó a seguir participando del acto ya que todo lo que explicaban lo había padecido en carne propia.

A partir de ese momento, y como un castigo, comenzaron a trasladarla de escuela a escuela. Primero a Stefenelli, luego a Rogmanoli, y luego a la Escuela Agropecuaria (en Paso Córdoba). La mujer interpretó que se trataba de una persecución por lo que había sucedido ya que vivía en barrio Nuevo.

Finalmente, Verdugue fue una de las mujeres que se animó a radicar la denuncia contra los hermanos Quintreman.

También, ante el propio tribunal, denunció que el marido de Miriam Quintreman (un profesor de Educación Física de apellido Paulini) había amenazado a su esposo. En su declaración aseguró que para mantener el trabajo, les exigían participar de los actos políticos de la UCR.

Por ese entonces, los hermanos Quintreman respondían al exministro de Educación César Barbeito.

Olga Carrasco, fue una becaria, quien también reconoció que fue a Pablo Quintreman a quien le pagó dinero por recibir ese beneficio económico. Estaba obligada a pagarle el 50% de la beca que percibían dijo la mujer quien aseguró que la misma exigencia debía cumplir su hija.

Otro de los testimonios contundentes fue el de Fernando Montanaro, quien estaba desocupado por ese entonces. Le dijeron que si quería ser portero tenía que pagar 5.000 pesos. “Si querés lo podés pagar en cuotas”, le habrían ofrecido.

“Morocho, ¿me vas a venir a pagar?, le habría dicho en una oportunidad Pablo Quintreman. Mientras le explicaba que necesitaba el dinero para “pagar el cumpleaños de 15 de su hija o el crucero”. “También me dijo que tenía que cambiar el auto”, explicó el hombre quien aseguró que con otros integrantes de su familia juntaban el dinero para pagarle al funcionario.

Cansado de abonarle la cuota, finalmente desistió de seguir haciéndolo. En ese momento habló con la delegada Alicia Arrué, quien le recomendó dejar de hacerlo. “Me sentí aliviado”, dijo el portero quien aseguró que las veces que canceló la cuota, lo hizo con dinero en efectivo y a la salida del banco.

En la próxima audiencia se espera el testimonio de otros testigos y los alegatos.

Los hermanos Quintreman están acusados de extorsión, y en caso de ser condenado por ese delito, podrían cumplir una pena mínima de 5 años de prisión.

La acusación es sostenida por el Fiscal de Cámara Andrés José Nelli, mientras que los imputados cuentan con la defensa particular del abogado Jorge Crespo. (ANR)

 

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