Día Internacional de la Danza: Una forma de vida

Perseverancia, disciplina, constancia, conexión, libertad, amor y entrega. Siento que son condimentos esenciales en la vida de un bailarín, que le permiten construir y alcanzar metas, seguir descubriendo, animándose a atravesar barreras y enfrentar obstáculos para poder seguir avanzando hacia afuera pero también hacia adentro. 
Porque sé que hacia adentro uno descubre la raíz y la naturaleza más profunda para poder avanzar de una manera auténtica. Confío que las diferentes técnicas lo único que hacen es posibilitar que eso ocurra. Permitir que eso aflore, sabiendo que el trabajo es siempre con uno.
Muchas cosas sentidas.

Tuve la posibilidad de conocer distintas disciplinas que me permitieron encontrarme, liberarme y aceptarme; animándome a atravesar las barreras que a veces iban apareciendo puesto que más de una vez somos los encargados de trasportar nuestra escenografía, de armarla, de maquillarnos, vestirnos, prepararnos para bailar y después desvestirnos, desmaquillarnos y desarmar la escenografía para volver a transportarla (eso nos paso bastante con algunas obras). 

Estar arriba del escenario y sentir la comunión que se da entre los intérpretes cuando alguien se olvida la escenografía o le falta parte del vestuario y hemos tenido que resolverlo ahí. A veces no se logra la instancia de recorrer y conocer el escenario porque los tiempos no dan. Cuando hay alguna gira uno viaja de un lugar a otro y tenés que presentarte con esos tiempos y con esos recursos, y a partir de ahí desplegar lo mejor en esos contextos. Se aprende a resolver en el momento para poder avanzar.
Tuve la suerte de bailar en súper escenarios pero también la posibilidad de hacerlo en lugares no tan apropiados, y eso es otro aprendizaje donde la gente terminaba pidiendo autógrafos porque era la única vez en el año que podían ver un espectáculo de esas características.  
A mi la danza me dio algunos amigos, me dio la posibilidad de conocerme, de expresarme, de recorrer el país y recorrer espacios de participación en varios y diferentes eventos. Sola y acompañada. A veces tuve que acompañar músicos o alumnos y la también me animé a hacer cosas que fueran más allá del escenario. 
Siempre dispuesta a transformarme, a reinventarme, acortarme el pelo, teñirme, desanudarme y ser lo más fiel posible a lo que requiriera el personaje. La posibilidad de transformarme, eso me dio la danza, una poderosa herramienta para conocerme. 
Agradezco haber tenido grandes maestros que me permitieron seguir avanzando, y eso también es importante. Tener un buen maestro permite tener una guía dentro de la disciplina en lugares como la Patagonia donde nosotros vivimos. Ellos también vinieron al sur para cumplir sus sueños, gracias Marcio y gracias Mariana, que con toda su vocación y empeño me acompañaron en gran parte de mi camino. Les agradezco porque me mostraron un camino que no era fácil pero se veía en ellos la satisfacción y el amor por lo que hacían. 
Les agradezco que me dieran la oportunidad de mostrarme y atravesarlos tanto en el escenario como en el aula para estar donde estoy hoy, en Colombia dando clases, cumpliendo un sueño y buscando vincularme para trazar redes que permitan que los nexos y aprendizajes se sigan multiplicando. ¡Salud por eso!
Me costo creer en mi. 

Mensaje a todos los bailarines

El disfrute y las vivencias que tenemos de todos los momentos que hemos pasado es un tesoro incalculable. Y también tener maestro que hayan sido muy bondadosos en el trasmitir. 
Por eso creo que el trabajo siempre tiene que ser con uno mismo. Los referentes que tuve con la danza me permitieron encontrar mi lugar. 
La danza para mi es movimiento, conexión, liberación es meditación y pasión.
La danza para mi es la posibilidad de haberme encontrado a través del movimiento, ejercicios, exposición e interpretación. 
Y lo que encontré como medio para conocerme y conocer a los demás.